Extraido de la pagina http://www.casusbelli.com.ar/. Para todos los que degustan de la militaria. Primera parte
Errores comunes
De alguna manera los medios de comunicación crean una realidad alterna. Es evidente que no todo lo que vemos en televisión o el cine y leemos en los diarios o revistas es realmente verdadero. Muchas veces se incurren en errores, algunos de los cuales se encuentran, reconocen y corrigen. Pero no siempre es así. Las películas son especialmente mentirosas a la hora de recrear un contexto histórico, o situaciones que no son de la vida real. A veces por errores, otras veces para lograr más espectacularidad o por simple vagancia de los guionistas que siguen tendencias impuestas por otros para lograr fama de la manera fácil.
Síndrome de la tonelada de dinamita
Este es el nombre que decidí darle a esta enfermedad hollywoodense, de acuerdo con la cual los vehículos estallan de manera proporcional a su dimensión: como si siempre estuvieran cargados con una tonelada de dinamita. Para comprender mejor los alcances de esta enfermedad, me pareció adecuado separar algunos casos especiales:
- Vehículos terrestres: Los autos, apenas tocan a cierta velocidad otro vehículo o cualquier obstáculo, vuelan por los aires en gigantescas bolas de fuego y destrucción; a veces hasta vuelan ellos mismos por los aires [una parodia muy buena de este caso puede verse en la película Top Secret]. O si el auto es alcanzado por una bala en el motor inmediatamente estalla. De más está decir que si los automóviles fueran tan poco seguros, la problación mundial sería mucho menor. Los vehículos a gasolina o diesel no estallan como en las películas. Incluso en el caso de que una bala impacte el tanque de gasolina, el combustible no suele encenderse. Además, los tanques de combustible están blindados contra el calor, las llamas y los grandes impactos, de manera que pocas veces se encienden espontáneamente o derraman combustible. Sería necesario que un tanque semivacío estuviera lleno de gasolina pulverizada (en forma gaseosa) para que una chispa la encendiera. De todas formas, esa explosión apenas podría hacer levantar el capó.
- Aeronaves: por lo general el síndrome en estos casos está más justificado que en otras situaciones. Se puede ver en las películas de guerra cómo los aviones a reacción estallan en mil pedazos cuando son alcanzados por misiles. Esto es posible en la medida en que las aeronaves actuales guardan su combustible no solamente en depósitos internos sino también en las alas huecas, o a veces en tanques externos. En los aviones de hélice, por el contrario, lo más probable no es el estallido sino el incendio más lento, gracias también a que los combates eran a base de disparos de cañones o ametralladoras.
- Buques: aunque no son tan frecuentes como en otros casos, el síndrome también aparece en buques. En estos casos, generalmente una pequeña carga o el impacto de un sólo proyectil hacen volar la mitad del barco. Esto es obviamente muy difícil de lograr: no por nada los barcos actuales son completamente metálicos y están diseñados a prueba de muchos tipos de percances. La única posibilidad sería golpear puntos estratégicos como la santabárbara o los motores, por ejemplo: durante el ataque a Pearl Harbor, un bombardero japonés tuvo la suerte de lograr "colar" por una chimenea del ya muy dañado acorazado Arizona una bomba de media tonelada, logrando que el navío estallara totalmente y aniquilara a casi toda su tripulación. Otro caso posible (de hecho, que sucedió en la realidad) fue el de la fragata Stark, que recibió dos impactos de sendos misiles Exocet al ser clasificada erróneamente como un petrolero por un avión iraquí: las dos cabezas de guerra y el combustible de ambos misiles crearon un infierno dentro del buque que mató a muchos marinos. Sin embargo, son casos aislados. Es completamente inadmisible que en una película un solo torpedo haga volar por los aires (¡literalmente!) a un crucero alemán de la Segunda Guerra Mundial como si fuera un transporte de municiones. Sin embargo esta película existe (no diré cual es para no arruinar la sorpresa). Y es una escena que casi arruina completamente una película muy buena.
Superexplosiones
Prácticamente todas las explosiones que el cine nos muestra son falsas. Las razones son varias.
Como primero, utilizan elementos que no estarían en la escena si fuera real. Por ejemplo, si hacen volar un arsenal, no utilizan pólvora ni explosivos plásticos solamente, sino que agregan gasolina o combustible de otros tipos para crean grandes bolas de fuego que no son realistas.
Segundo, utilizan maquetas previamente rotas o llenas de fragmentos vistosos, que al estallar llenan la escena de muchas esquirlas inofensivas, pero igualmente falsas.
Estos detalles ayudan a crear escenas más seguras, ya que le permiten a los expertos en explosivos dirigir ciertos factores que podrían poner en peligro la vida de extras, dobles y actores. Por eso son exclusables, pero es obvio que también lo hacen para ganar en espectacularidad.
Sin embargo, el último y más importante factor no tiene que ver para nada con la seguridad, sino con la espectacularidad, y es la mentira más grande. Las grandes bolas de fuego que duran muchos segundos en el aire no existen. En las escenas de este tipo, los directores filman con cámaras de alta velocidad, que dividen cada segundo en muchos más cuadros que las cámaras normales. Como habitualmente se muestran 24 cuadros por segundo, y estas cámaras registran mucho más (por ejemplo, 50 cuadros), al pasar al formato normal, una explosición que dura 3 segundo termina durando 5 o incluso más.
Errores comunes
De alguna manera los medios de comunicación crean una realidad alterna. Es evidente que no todo lo que vemos en televisión o el cine y leemos en los diarios o revistas es realmente verdadero. Muchas veces se incurren en errores, algunos de los cuales se encuentran, reconocen y corrigen. Pero no siempre es así. Las películas son especialmente mentirosas a la hora de recrear un contexto histórico, o situaciones que no son de la vida real. A veces por errores, otras veces para lograr más espectacularidad o por simple vagancia de los guionistas que siguen tendencias impuestas por otros para lograr fama de la manera fácil.
Síndrome de la tonelada de dinamita
Este es el nombre que decidí darle a esta enfermedad hollywoodense, de acuerdo con la cual los vehículos estallan de manera proporcional a su dimensión: como si siempre estuvieran cargados con una tonelada de dinamita. Para comprender mejor los alcances de esta enfermedad, me pareció adecuado separar algunos casos especiales:
- Vehículos terrestres: Los autos, apenas tocan a cierta velocidad otro vehículo o cualquier obstáculo, vuelan por los aires en gigantescas bolas de fuego y destrucción; a veces hasta vuelan ellos mismos por los aires [una parodia muy buena de este caso puede verse en la película Top Secret]. O si el auto es alcanzado por una bala en el motor inmediatamente estalla. De más está decir que si los automóviles fueran tan poco seguros, la problación mundial sería mucho menor. Los vehículos a gasolina o diesel no estallan como en las películas. Incluso en el caso de que una bala impacte el tanque de gasolina, el combustible no suele encenderse. Además, los tanques de combustible están blindados contra el calor, las llamas y los grandes impactos, de manera que pocas veces se encienden espontáneamente o derraman combustible. Sería necesario que un tanque semivacío estuviera lleno de gasolina pulverizada (en forma gaseosa) para que una chispa la encendiera. De todas formas, esa explosión apenas podría hacer levantar el capó.
- Aeronaves: por lo general el síndrome en estos casos está más justificado que en otras situaciones. Se puede ver en las películas de guerra cómo los aviones a reacción estallan en mil pedazos cuando son alcanzados por misiles. Esto es posible en la medida en que las aeronaves actuales guardan su combustible no solamente en depósitos internos sino también en las alas huecas, o a veces en tanques externos. En los aviones de hélice, por el contrario, lo más probable no es el estallido sino el incendio más lento, gracias también a que los combates eran a base de disparos de cañones o ametralladoras.
- Buques: aunque no son tan frecuentes como en otros casos, el síndrome también aparece en buques. En estos casos, generalmente una pequeña carga o el impacto de un sólo proyectil hacen volar la mitad del barco. Esto es obviamente muy difícil de lograr: no por nada los barcos actuales son completamente metálicos y están diseñados a prueba de muchos tipos de percances. La única posibilidad sería golpear puntos estratégicos como la santabárbara o los motores, por ejemplo: durante el ataque a Pearl Harbor, un bombardero japonés tuvo la suerte de lograr "colar" por una chimenea del ya muy dañado acorazado Arizona una bomba de media tonelada, logrando que el navío estallara totalmente y aniquilara a casi toda su tripulación. Otro caso posible (de hecho, que sucedió en la realidad) fue el de la fragata Stark, que recibió dos impactos de sendos misiles Exocet al ser clasificada erróneamente como un petrolero por un avión iraquí: las dos cabezas de guerra y el combustible de ambos misiles crearon un infierno dentro del buque que mató a muchos marinos. Sin embargo, son casos aislados. Es completamente inadmisible que en una película un solo torpedo haga volar por los aires (¡literalmente!) a un crucero alemán de la Segunda Guerra Mundial como si fuera un transporte de municiones. Sin embargo esta película existe (no diré cual es para no arruinar la sorpresa). Y es una escena que casi arruina completamente una película muy buena.
Superexplosiones
Prácticamente todas las explosiones que el cine nos muestra son falsas. Las razones son varias.
Como primero, utilizan elementos que no estarían en la escena si fuera real. Por ejemplo, si hacen volar un arsenal, no utilizan pólvora ni explosivos plásticos solamente, sino que agregan gasolina o combustible de otros tipos para crean grandes bolas de fuego que no son realistas.
Segundo, utilizan maquetas previamente rotas o llenas de fragmentos vistosos, que al estallar llenan la escena de muchas esquirlas inofensivas, pero igualmente falsas.
Estos detalles ayudan a crear escenas más seguras, ya que le permiten a los expertos en explosivos dirigir ciertos factores que podrían poner en peligro la vida de extras, dobles y actores. Por eso son exclusables, pero es obvio que también lo hacen para ganar en espectacularidad.
Sin embargo, el último y más importante factor no tiene que ver para nada con la seguridad, sino con la espectacularidad, y es la mentira más grande. Las grandes bolas de fuego que duran muchos segundos en el aire no existen. En las escenas de este tipo, los directores filman con cámaras de alta velocidad, que dividen cada segundo en muchos más cuadros que las cámaras normales. Como habitualmente se muestran 24 cuadros por segundo, y estas cámaras registran mucho más (por ejemplo, 50 cuadros), al pasar al formato normal, una explosición que dura 3 segundo termina durando 5 o incluso más.