Comparto mi experiencia porque a mí me sirvieron mucho las reseñas de otros compañeros para mi primera compra en la DCAM; espero que a alguien le sea de utilidad. Mi solicitud de compra la envié por paquetería y fue recibida el 18 de junio; la tramité en la modalidad de tiro deportivo. Pasaron varias semanas sin respuesta por correo ni teléfono, así que decidí viajar desde Oaxaca a la Ciudad de México aprovechando que un familiar iba por cuestiones de trabajo y podía darme aventón.
Salí el miércoles 27 de agosto alrededor de las 6:00 p. m. y llegué de madrugada a la zona de la Dirección General del Registro Federal de Armas de Fuego y Control de Explosivos. Eran como las 1:30 a. m. cuando me estacioné frente al busto de Venustiano Carranza; ya había unas diez o quince personas formadas para la DCAM (comentaron que los primeros llegaron desde las 9:30 p. m.). Pregunté y me indicaron que esa fila era para ingresar a la DCAM, y que el acceso para recoger la autorización era en la puerta siguiente. Intenté descansar un rato en la camioneta, pero no conciliaba el sueño; aproveché para revisar el inventario del día y, buenas noticias, aparecían dos de las armas que quería y que días anteriores no figuraban.
A eso de las 4:20 a. m. decidí formarme en el acceso para recoger la autorización; fui la primera persona y, a los diez minutos, empezó a llegar más gente. Platicando con personas provenientes de Tabasco y Guanajuato, me enteré de que el día anterior varios que alcanzaron a recoger su autorización ya no lograron ficha para la DCAM. Con ese antecedente me mentalicé: quizá no alcanzaría a comprar. A las 6:10 a. m. nos dieron acceso al edificio; revisaron que llevara el pago correspondiente, tomaron mis datos y dejé una identificación (la licencia) para el registro. Me asignaron el gafete #1 y, minutos después, sin mayor trámite, me entregaron mi autorización impresa; al revisarla noté que había sido emitida desde el 10 de julio. Firmé de recibido y salí en friega a intentar alcanzar ficha para comprar.
Al llegar a la DCAM ya iban bastante adelantados. Afortunadamente entré y fui la persona 69 de 85 del día, para entonces ya eran las 6:30 am. El teniente a cargo anunció que habría supervisión esa mañana, así que el proceso sería un poco más lento que de costumbre. De ahí, lo clásico: paquetería (sin mochila ni celular adentro), cafetería para aguantar la espera con algo de comer y beber, revisión de documentos y arco detector de metales. Se hace comunidad rápido: conocí a dos personas de Oaxaca —uno militar en retiro y otro en activo— que pasaron por la brigada de paracaidistas. Me llamó la atención porque el familiar que me acompañaba también perteneció a esa brigada y siempre me platica de su formación ahí. Entre pláticas, confirmé en la pantalla interna el inventario del día: Pistola CZ Shadow 2 (.380 ACP) con 21 piezas y Rifle de cerrojo CZ 457 AT-ONE (.22 LR) con 5 piezas. En escopetas, aparecían diez piezas de Browning “2 cañones” sin modelo; más tarde supe que era la B525 SL.
Cuando me tocó pasar a ventanilla, me pidieron enlistar lo que quería ver. No lo dudé: un modelo por cada arma autorizada, dentro de las tres opciones que dan para elegir —Shadow 2, 457 AT-ONE y la sobrepuesta Browning—, cruzando los dedos para que no se hubieran agotado porque mucha gente ya había pasado antes que yo. Tras otro rato en sala de espera, me llamaron al mostrador; me presentaron las armas y las revisé rápidamente: estado general y que incluyeran todos sus accesorios. Ya había disparado una Shadow 2 y había visto reseñas del AT-ONE; de escopetas sobrepuestas, en mi presupuesto no había tantas opciones y la Browning es una chulada. No me compliqué: confirmé las tres. También pedí dos cargadores extra para la pistola; para el CZ 457 no había cargadores adicionales ese día. En cuanto a munición, compré lo autorizado: 200 de .380 ACP, 500 de .22 LR y 1000 de 12 GA.
Vino la parte de pasar a caja, regresar el recibo y luego la ventanilla de registro para la captura de mis datos. Entre una cosa y otra, el flujo se volvió más lento —quiero pensar que por la supervisión—, pero el personal fue correcto en todo momento. Cerca de la 1:00 p. m. la sala empezaba a quedarse vacía; a las 2:15 p. m. me llamaron para la entrega. Verifiqué que el registro tuviera los datos correctos y que el número de serie en cada arma coincidiera con el del documento. Me entregaron armamento, municiones y accesorios. Ahí me salvó el día un diablito plegable que un buen amigo me recomendó llevar: entre tres armas y su munición, el peso no es broma. Salí de la DCAM alrededor de las 2:30 p. m.; mi familiar, que aún estaba por la zona, pasó por mí.
Para recargar energías, comí rápido en Plaza SEDENA y me moví rumbo a la TAPO, ya que mi familiar se quedó ese día en CDMX. Antes de abordar el ADO de las 6:00 p. m. hice el trámite de resguardo con seguridad de la terminal; fueron amables y me ayudaron a “emplayar” el diablito con todo lo comprado. El regreso fue largo: llegué a casa casi a las 3:00 a. m., cansado pero más que contento. En un solo día logré recoger la autorización y comprar. Y, sobre todo, encontré justo lo que buscaba: CZ Shadow 2, CZ 457 AT-ONE y Browning B525 SL, más la munición correspondiente.
Si algo me quedó claro, es que llegar de madrugada marca la diferencia cuando se intenta hacer todo en una sola jornada. También ayuda traer los pagos en original, dos identificaciones (una se queda en acceso) y tener claras tus opciones por arma autorizada para no perder tiempo cuando te llaman. El resto es paciencia, buena actitud y un poco de suerte con el inventario. Para ser mi primera compra, el combo me quedó perfecto.
Salí el miércoles 27 de agosto alrededor de las 6:00 p. m. y llegué de madrugada a la zona de la Dirección General del Registro Federal de Armas de Fuego y Control de Explosivos. Eran como las 1:30 a. m. cuando me estacioné frente al busto de Venustiano Carranza; ya había unas diez o quince personas formadas para la DCAM (comentaron que los primeros llegaron desde las 9:30 p. m.). Pregunté y me indicaron que esa fila era para ingresar a la DCAM, y que el acceso para recoger la autorización era en la puerta siguiente. Intenté descansar un rato en la camioneta, pero no conciliaba el sueño; aproveché para revisar el inventario del día y, buenas noticias, aparecían dos de las armas que quería y que días anteriores no figuraban.
A eso de las 4:20 a. m. decidí formarme en el acceso para recoger la autorización; fui la primera persona y, a los diez minutos, empezó a llegar más gente. Platicando con personas provenientes de Tabasco y Guanajuato, me enteré de que el día anterior varios que alcanzaron a recoger su autorización ya no lograron ficha para la DCAM. Con ese antecedente me mentalicé: quizá no alcanzaría a comprar. A las 6:10 a. m. nos dieron acceso al edificio; revisaron que llevara el pago correspondiente, tomaron mis datos y dejé una identificación (la licencia) para el registro. Me asignaron el gafete #1 y, minutos después, sin mayor trámite, me entregaron mi autorización impresa; al revisarla noté que había sido emitida desde el 10 de julio. Firmé de recibido y salí en friega a intentar alcanzar ficha para comprar.
Al llegar a la DCAM ya iban bastante adelantados. Afortunadamente entré y fui la persona 69 de 85 del día, para entonces ya eran las 6:30 am. El teniente a cargo anunció que habría supervisión esa mañana, así que el proceso sería un poco más lento que de costumbre. De ahí, lo clásico: paquetería (sin mochila ni celular adentro), cafetería para aguantar la espera con algo de comer y beber, revisión de documentos y arco detector de metales. Se hace comunidad rápido: conocí a dos personas de Oaxaca —uno militar en retiro y otro en activo— que pasaron por la brigada de paracaidistas. Me llamó la atención porque el familiar que me acompañaba también perteneció a esa brigada y siempre me platica de su formación ahí. Entre pláticas, confirmé en la pantalla interna el inventario del día: Pistola CZ Shadow 2 (.380 ACP) con 21 piezas y Rifle de cerrojo CZ 457 AT-ONE (.22 LR) con 5 piezas. En escopetas, aparecían diez piezas de Browning “2 cañones” sin modelo; más tarde supe que era la B525 SL.
Cuando me tocó pasar a ventanilla, me pidieron enlistar lo que quería ver. No lo dudé: un modelo por cada arma autorizada, dentro de las tres opciones que dan para elegir —Shadow 2, 457 AT-ONE y la sobrepuesta Browning—, cruzando los dedos para que no se hubieran agotado porque mucha gente ya había pasado antes que yo. Tras otro rato en sala de espera, me llamaron al mostrador; me presentaron las armas y las revisé rápidamente: estado general y que incluyeran todos sus accesorios. Ya había disparado una Shadow 2 y había visto reseñas del AT-ONE; de escopetas sobrepuestas, en mi presupuesto no había tantas opciones y la Browning es una chulada. No me compliqué: confirmé las tres. También pedí dos cargadores extra para la pistola; para el CZ 457 no había cargadores adicionales ese día. En cuanto a munición, compré lo autorizado: 200 de .380 ACP, 500 de .22 LR y 1000 de 12 GA.
Vino la parte de pasar a caja, regresar el recibo y luego la ventanilla de registro para la captura de mis datos. Entre una cosa y otra, el flujo se volvió más lento —quiero pensar que por la supervisión—, pero el personal fue correcto en todo momento. Cerca de la 1:00 p. m. la sala empezaba a quedarse vacía; a las 2:15 p. m. me llamaron para la entrega. Verifiqué que el registro tuviera los datos correctos y que el número de serie en cada arma coincidiera con el del documento. Me entregaron armamento, municiones y accesorios. Ahí me salvó el día un diablito plegable que un buen amigo me recomendó llevar: entre tres armas y su munición, el peso no es broma. Salí de la DCAM alrededor de las 2:30 p. m.; mi familiar, que aún estaba por la zona, pasó por mí.
Para recargar energías, comí rápido en Plaza SEDENA y me moví rumbo a la TAPO, ya que mi familiar se quedó ese día en CDMX. Antes de abordar el ADO de las 6:00 p. m. hice el trámite de resguardo con seguridad de la terminal; fueron amables y me ayudaron a “emplayar” el diablito con todo lo comprado. El regreso fue largo: llegué a casa casi a las 3:00 a. m., cansado pero más que contento. En un solo día logré recoger la autorización y comprar. Y, sobre todo, encontré justo lo que buscaba: CZ Shadow 2, CZ 457 AT-ONE y Browning B525 SL, más la munición correspondiente.
Si algo me quedó claro, es que llegar de madrugada marca la diferencia cuando se intenta hacer todo en una sola jornada. También ayuda traer los pagos en original, dos identificaciones (una se queda en acceso) y tener claras tus opciones por arma autorizada para no perder tiempo cuando te llaman. El resto es paciencia, buena actitud y un poco de suerte con el inventario. Para ser mi primera compra, el combo me quedó perfecto.