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Tratado de Guadalupe Hidalgo

Berettaman7

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Tratado de Guadalupe Hidalgo
Primera de cuatro partes

El Tratado de Guadalupe Hidalgo (Treaty of Guadalupe Hidalgo en inglés), firmado entre México y los Estados Unidos en 1848, al final de la Guerra de Intervención Norteamericana, estableció que México cedería casi la mitad de su territorio, que comprendía la totalidad de lo que hoy son los estados de California, Arizona, Nevada y Utah y parte de Colorado, Nuevo México y Wyoming. Como compensación, los Estados Unidos pagaría 15 millones de dólares por daños al territorio mexicano durante la guerra. (Unos 313.46 millones de dólares de 2006). Con esto México el gobierno de Santa Anna, tras perder la guerra, vende la cifra de 2 millones de km cuadrados. Entre los notables aspectos del tratado, se encuentran los siguientes: estableció al Río Bravo del Norte o Río Grande como la línea divisoria entre Texas y México; estipuló la protección de los derechos civiles y de propiedad de los mexicanos que permanecieron en el nuevo territorio estadounidense. Además, Estados Unidos aceptó patrullar su lado de la frontera y los dos países aceptaron dirimir futuras disputas bajo arbitraje obligatorio. Sin embargo, cuando el senado estadounidense ratificó el tratado, eliminó el Artículo 10, el cual garantizaba la protección de las concesiones de tierras dadas a los mexicanos por los gobiernos de España y de México. También debilitó el Artículo 9, el cual garantizaba los derechos de ciudadanía de los mismos.

Antecedentes

La política de inmigración mexicana, junto con el afán expansionista de los Estados Unidos de América, son dos de las principales causas de la Guerra México Americana. Tras la independencia de México, el país estaba profundamente desgastado tras once años de guerra intestina. La producción de productos manufacturados estaba detenida, el campo estaba en estado lamentable, la hacienda pública estaba quebrada, y las luchas por el poder no hacían más que consumir a la población en la confusión y el miedo. Paralelamente, los Estados Unidos eran un país pujante, con una industria creciente, una economía floreciente, y una población que crecía a ojos vistas. Estados Unidos acababa de adquirir los territorios de la Louisiana a Francia y las Floridas a España, pero aún soñaban con extender sus territorios hasta el pacífico, donde se estaban instalados los primeros colonos estadounidenses. Ya desde el gobierno colonial, y aún después de la Independencia, el Gobierno de México tuvo que impulsar la colonización de los vastos territorios del norte, entre ellos las Californias, el Nuevo México y Texas, cuya población total no excedía los 50 000 ciudadanos mexicanos. Para ello, se planteó una política de colonización muy sencilla e inclusiva, en la cual se venderían grandes cantidades de terreno a bajo precio, a crédito y con exención de impuestos y de aduanas por 5 años, a todo extranjero que quisiera convertirse en ciudadano mexicano, aprendiera a hablar español, fueran católicos y se comprometiera a acatar las leyes mexicanas, con el objetivo de mejorar la economía del país, que pensaban, podría subsanarse con la inversión de capitales. Para facilitar las cosas, Moses Austin sugirió al Gobierno que se otorgaran concesiones, que permitían a una persona colonizar una porción importante de territorio y recibir tierras a cambio de sus servicios. Si bien Moses Austin murió poco después, su hijo Stephen recibiría el permiso para realizar una colonización con 300 familias en las planicies de Texas. Esta concesión fue ratificada por Iturbide y después por la República Federal. A esta primera concesión les siguieron muchas más, tanto para Stephen Austin como para otros empresarios. Muchos concesionarios cobraron precios exorbitantes a los colonizadores, que sin embargo los aceptaron por ser la décima parte de lo que costaba una concesión de tierra equivalente en los Estados Unidos.

Gran número de personas procedentes de otros países se asentaron en las fértiles planicies de Texas y se convirtieron en ciudadanos legales, pero también llegaron multitudes de ciudadanos norteamericanos que aceptaron las condiciones exigidas. También comenzaron a rebelarse contra el gobierno dictatorial establecido por el general Santa Anna. Las cosas llegaron a un punto peligroso, y en 1827 se envió al general Manuel de Mier y Terán a observar y diagnosticar la situación.

Las relaciones entre México y los Estados Unidos durante este período están marcadas por el expansionismo territorial norteamericano. Desde la primera misión diplomática estadounidense en México, el ministro Joel R. Poinsett no dejó duda alguna acerca de los apetitos expansionistas, que pretendían anexarse la provincia de Texas, citando como prueba el tratado de compraventa de la Louisiana, incluía todo ese territorio mexicano. La posición de México es contundente: sólo se aceptarán los límites del Tratado de Adams-Onís de 1819, que señalaba los límites territoriales entre el territorio de la Nueva España y los Estados Unidos. Después de muchas negociaciones ese tratado es ratificado el 12 de enero de 1828. Como respuesta, el gobierno estadounidense colabora con la mayoría texana que desea independizarse de México y pasar a ser un nuevo estado de los EU., aunque estos no aceptan su incorporación en un principio. Según informes del general Mier y Terán, en 1829 los anglos aventajaban en número de ocho a cada mexicano. Mier y Terán proponía el establecimiento de presidios, la colonización del territorio por mexicanos y europeos, así como el establecimiento de aduanas. Los texanos, por su parte, estaban preocupados por las restricciones a la esclavitud que imponían las autoridades mexicanas, que habían abolido dicha institución en el resto del territorio y toleraban marginalmente su presencia en Texas. Al año siguiente don Lucas Alamán promulga una Ley de Colonización por la cual pretendía obstaculizar la llegada masiva de ciudadanos norteamericanos a Texas. La ley pretendía regular la colonización, que sería controlada directamente por el Gobierno prescindiendo de los empresarios; se enviarían 3000 hombres de las guarniciones militares de los Estados y Territorios cercanos (que se negaron a cooperar); y se enviarían "familias pobres y honestas" como colonos a Texas. Pero en aquellas circunstancias, tomando en cuenta los datos de Mier y Terán, era ya imposible controlar la provincia.

En 1836 una multitud de independentistas texanos, comandados por William Barrett Travis y Davy Crockett, se hicieron fuertes en la antigua misión de El Álamo, en San Antonio de Béjar, y se declararon en contra de la dictadura de Antonio López de Santa Anna, declarando también la independencia de Texas. La respuesta mexicana no pudo ser otra que eliminar a los rebeldes y obligar a la provincia a continuar dentro de México. A ello estuvo encaminada la expedición de Santa Anna, quien, si bien pudo someter por la fuerza a los texanos en El Álamo, en Goliad y en El Encinal del Perdido, fue completamente derrotado en la batalla de San Jacinto, a manos del general Samuel Houston. Los texanos recibieron apoyo de parte del ejército, del gobierno y de la población norteamericana. Por lo anterior, el ministro mexicano en Washington, Manuel Eduardo de Gorostiza, protestó ante el gobierno estadounidense por el paso de tropas norteamericanas, comandadas por el general Gaines, a través del Río Sabine. Los datos históricos concuerdan sobre que esta movilización había sido ordenada por el presidente Jackson.

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Captura de Santa Anna

Captura de Santa Anna
Segunda de cuatro partes

Santa Anna es capturado en San Jacinto, y firma los Tratados de Velasco. Éstos tratados no fueron reconocidos por México, ante el argumento de que el Presidente no tenía la autoridad para hacerlo por ser prisionero de guerra. A pesar de eso, Las tropas mexicanas tuvieron que retirarse hasta allende el Río Bravo del Norte, a pesar de que la frontera entre Coahuila y Texas siempre fue el río Nueces. De 1836 a 1845 Texas se gobernaría como república independiente, y México la consideraría como una provincia renegada. La retirada del ejército mexicano no consolidó la existencia de una frontera clara entre Texas y México. Hubo una serie de ataques y contra ataques de parte del ejército mexicano, de 1836 a 1843; San Antonio Béjar fue recuperado y perdido por los mexicanos.

Cuando el Congreso norteamericano votó por la anexión de Texas a finales de febrero de 1845, el ministro de México en Washington, Juan Nepomuceno Almonte, exigió como medida de protesta, sus cartas credenciales. De esta forma, México suspendió sus relaciones diplomáticas con la Unión Americana, advirtiendo que la anexión de Texas sería considerada como un acto de guerra. En Texas se formarían dos grupos políticos: una pequeña porción, partidaria de la independencia texana, cuyos representantes más importantes fueron Anson Jones y Ashbel Smith; la otra, más numerosa y popular, la encabezaba Samuel Houston y estaba a favor de la anexión a los Estados Unidos.

Durante ese tiempo México rompe relaciones con Francia; España y sus intrigas terminarían por derrocar al presidente Herrera a través de la sublevación del general Mariano Paredes Arrillaga y el apoyo del ministro español en México, Salvador Bermúdez de Castro, cuyas instrucciones pretendían colocar a un príncipe de la casa de Borbón como Rey de México. La administración de Paredes sólo sirvió para dividir aún más a los mexicanos y precipitar la declaración de guerra de los Estados Unidos, acaecida el 13 de mayo de 1846. Para agosto, en plena guerra, es derribado Paredes. Prácticamente al mismo tiempo llega Santa Anna, que vivía exiliado en Cuba, y rápidamente asume una posición de liderazgo frente a la invasión.

No cabe duda que Santa Anna realizó actos heroicos a pesar de las limitaciones de su ejército, sin embargo sus decisiones no fueron las más afortunadas y significaron su derrota. Ejemplo de lo anterior es la Batalla de la Angostura, en Coahuila, que Santa Anna ganó; sin embargo, su decisión de retirarse sin tomar prisioneros ni obtener las armas y parque enemigos. Los norteamericanos, derrotados, se sorprendieron al día siguiente, cuando no vieron las huellas del ejército de Santa Anna. Los historiadores tienden a decir que los estadounidenses ganaron por "default". A su regreso a la ciudad de México, la sola presencia de Santa Anna desarmó la revuelta llamada "sublevación de los Polkos" iniciada por las medidas reformistas que atacaban los intereses del clero, llevadas a cabo por Valentín Gómez Farías.

Más, los Estados Unidos ya estaban preparando otra incursión, en gran escala. Esta vez el General Winfield Scott bombardeó en marzo de 1847 el puerto de Veracruz. La invasión norteamericana será considerada por los norteamericanos como un paseo, pues no se ofreció más resistencia que la Batalla de Cerro Gordo. Las ciudades de Jalapa y Puebla son ocupadas sin que los invasores disparen una sola bala, pues el clero, que había recibido la seguridad de parte de los agentes norteamericanos que sus propiedades y privilegios no serían revocados, arengaba al pueblo para que aceptaran a los norteamericanos. El ejército de Scott dura dos meses estacionado en Puebla, mientras Santa Anna lleva a cabo una de sus intrigas para distraer a Scott y, al mismo tiempo, preparar la defensa de la capital.

Las batallas para tomar la ciudad de México se realizan en agosto de este año con la derrota en Padierna del general Valencia y la resistencia en Churubusco por parte del general Pedro María Anaya. La resistencia mexicana fue feroz, pero las limitaciones del ejército le hicieron perder la guerra. Al acercarse Scott a Anaya y pedirle que entregara todo el parque restante, Anaya le respondió con orgullo "Si hubiera parque, no estaría usted aquí". Dentro del Ejército de Scott se encontraban 200 soldados irlandeses que por divergencias religiosas, deciden desertar y pasan al bando gubernamental; en castigo por ello, después de la derrota, Scott ordenó que se les juzgara por felonía, y ahorcó a 50 de ellos.

Entre el 22 de agosto y el 6 de septiembre tiene lugar un armisticio. El enviado plenipotenciario norteamericano Nicholas P. Trist y los comisionados mexicanos Luís G. Cuevas, Bernardo Couto y Miguel Atristáin llegar a un acuerdo para concertar la paz. Las negociaciones, sin embargo, no tienen éxito, y la guerra se reinicia. Las últimas batallas se libraron en Molino del Rey y el Castillo de Chapultepec; además el pueblo capitalino opuso una resistencia suicida a los invasores, quienes finalmente toman la capital el 15 de septiembre.

Ante estos resultados, el ejército de Santa Anna se divide, el general renuncia a la presidencia y se marcha nuevamente al exilio. México parecía estar destinado a desparecer: pues no hubo cabeza de gobierno visible durante doce días. Mientras tanto, en Washington el movimiento conocido como All México (Todo México) se fortalece.

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La Firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo

Tercera de cuatro partes

Ante la crítica situación que se vivía en el país, el presidente de la Suprema Corte de Justicia, don Manuel de la Peña y Peña, se hace cargo del poder ejecutivo en la ciudad de Toluca el 27 de septiembre. Unos días después marchará a Querétaro, junto con don Luís de la Rosa, que era el titular de los cuatro ministerios existentes. A finales de noviembre los comisionados de paz Cuevas, Couto y Atristáin reiniciarán conversaciones con Trist, aún a pesar de que este último fue destituido por el gobierno de Washington. Sin embargo, es animado a continuar por Scott, ya que ambos funcionarios norteamericanos se sentían incomprendidos por la administración Polk. Las conversaciones fueron largas y complicadas. El mayor éxito de los mexicanos fue conservar la Baja California y unirla a través de un puente de tierra a Sonora. A pesar de todo, fue necesario fijar los límites entre ambos países con base en los ríos Gila y Grande, cediendo en total 2,378,539 km²; paralelamente 100,000 mexicanos pasan a ser extranjeros en su propia tierra.

El tratado sería firmado en la villa de Guadalupe Hidalgo, entonces muy cercana a la ciudad de México, el día 2 de febrero de 1848. El contenido del tratado le es notificado a Polk el día 19, que lo envía al Congreso norteamericano, donde es aprobado el 10 de marzo. Paralelamente, De la Peña y Peña logra reunir al Congreso mexicano en Querétaro. Don Luís de la Rosa presentó ante él una amplísima "Exposición", documento que por su realismo y patriotismo, convenció a la mayoría de los diputados a favor del tratado de paz, aún a pesar de quienes pretendían continuar la guerra.

El Tratado de Guadalupe Hidalgo fue ratificado y canjeado por ambas partes ese mismo año. El 30 el mayo de 1848 queda establecida la paz entre las dos naciones.

Artículos del Tratado

El Tratado de Guadalupe Hidalgo consta de 24 artículos, más varios transitorios. Una trascripción íntegra del Tratado se encuentra en Wikisource.

El contenido de los artículos se puede resumir como sigue:

I: Se declara la paz.
II: Se restablece el orden constitucional.
III: Se alza el bloqueo de los puertos mexicanos y se evacuan las tropas de ocupación.
IV: Se liberan los lugares capturados por el las tropas de ocupación y se repatrían los prisioneros de guerra.
V: Se delimita la frontera entre ambas naciones, siguiendo los ríos Gila y Bravo, y permitiendo un puente de tierra que conecte Sonora y la Baja California.
VI: Se permite el libre tránsito de los buques y ciudadanos estadounidenses por el golfo de California y el río Colorado, por agua, más no por tierra, a menos que una carretera en un margen cercano al río Gila sea beneficiosa para ambas partes.
VII: Se permite la navegación libre y gratuita, excepto para desembarco, para ambas partes, en los ríos Gila y Bravo del Norte, sin que se puedan hacer obras que impidan o interrumpan dicho paso sin permiso de la otra parte.
VIII: Se conservan los derechos de permanencia y garantía de tierras de los mexicanos en los nuevos territorios, y se les permite elegir la nacionalidad que desean conservar.
IX: Se conservan por un año los derechos civiles de los mexicanos en los territorios cedidos, y se establece su igualdad con los derechos políticos con los otros habitantes de los Estados Unidos de América. Se conservan, asimismo, intactos los derechos y propiedades eclesiásticos.
X: Se conservan intactas todas las concesiones de tierra hechas por el Gobierno mexicano. Los concesionarios de tierra podrán conservarlas si cumplen con las obligaciones adquiridas previamente con el Gobierno mexicano, siempre y cuando hayan tomado posesión de ellas antes de marzo de 1836 en Texas, y de mayo de 1846 en el resto del territorio; en caso contrario, el cumplimiento de las concesiones no serán obligatorias.
XI: Los Estados Unidos se comprometen a controlar a las tribus indígenas en su territorio e impedir su paso a México; a no comprar o canjear prisioneros, artículos, ni ganado robados en México, ni a venderles o suministrarles armas de fuego o municiones; y a rescatar y repatriar a los prisioneros de los indios que tengan la nacionalidad mexicana.
XII: En compensación por la pérdida del territorio, los Estados Unidos de América pagarán a México quince millones de dólares, pagando 3 millones de dólares de inmediato y el resto en pagos anuales a un interés del 6% anual.
XIII: Los Estados Unidos de América no reclamarán a México compensación alguna por compensaciones de guerra, y pagarán ellos mismos las reclamaciones resultantes.
XIV: Los Estados Unidos de América no reclamarán a México compensación alguna para sus ciudadanos, presentes o futuras.
XV: Los Estados Unidos de América no reclamarán a México compensaciones anteriores para sus ciudadanos, y pagarán ellos mismos las reclamaciones resultantes, siempre que estos no excedan de tres millones doscientos cincuenta mil pesos.
XVI: Cada República podrá fortificar su frontera.
XVII: Las incompatibilidades entre las estipulaciones del Tratado y realidad física, legal o política, podrá resolverse de común acuerdo con la misma fuerza que si estuviera escrito en el tratado, durante ocho años; al término de ese período, sólo se podrá resolver por mutuo acuerdo.
XVIII: No se exige gravamen a los artículos para las tropas de ocupación antes de su evacuación formal, a menos que sean introducidos fraudulentamente.
XIX: Los bienes importados por los puertos, importados antes de la devolución de las aduanas, o por la duración estipulada en el siguiente artículo, no podrán ser gravados ni decomisados; excepto si son trasladados a algún lugar no ocupado por las fuerzas estadounidenses.
XX: Aún si desde la firma de este tratado hasta la devolución de las aduanas pasaren menos de 60 días, durante este tiempo las mercancías importadas no serán gravadas, salvo los derechos correspondientes, según el artículo anterior.
XXI: Si entre los gobiernos de ambas repúblicas hubiese un desacuerdo, ambos gobiernos se comprometen a buscar una solución pacífica.
XXII: Se delimitan las reglas a tratar en caso de guerra entre las dos Repúblicas.
XXIII: Para ratificar este tratado, ambos Presidentes deberán pedir la aprobación del Congreso y canjear la ratificación antes de cuatro meses.

Además de estos 23 artículos, existe un artículo "adicional y secreto" en el Tratado, aplicable sólo si la ratificación del tratado tomase más de 4 meses en efectuarse. En este caso, se permiten cuatro meses adicionales para el canje de ratificaciones.

Berettaman7
 
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Modificaciones al tratado

Ultima parte

Antes de ser plenamente ratificado, el Tratado de Guadalupe Hidalgo sufrió modificaciones importantes en los artículos IX y X, además de modificaciones menores, pero significativas, en otros artículos. El artículo IX del Tratado original fue suprimido en su totalidad, y reemplazado por uno enteramente nuevo. Así, en vez de que los mexicanos conservasen por un año sus derechos civiles de los mexicanos en los territorios vendidos, y de establecer su igualdad con los otros habitantes de los Estados Unidos de América, el nuevo artículo permite que el Congreso norteamericano, a discreción, los admita como ciudadanos de los Estados Unidos de América. El artículo X, sobre la posesión de las concesiones otorgadas, fue suprimido y no reemplazado. En el artículo XI se elimina la restricción de venta de armas de fuego a los indios. En el artículo XII se suprime elección de la forma de pago de la compensación que debe recibir México. En el artículo XXIII, se agrega que el canje de ratificaciones se hará donde estuviere el Gobierno mexicano. Y finalmente, se suprime el artículo adicional y secreto del Tratado.

Protocolos del Tratado

Además del texto del Tratado propiamente dicho, se adjuntó un protocolo en el cual se ofrece una interpretación formal del texto legal del Tratado, para evitar que éste pueda ser malinterpretado en perjuicio de cualquiera de las dos partes.

En éste protocolo, el Gobierno Norteamericano indica que, a pesar de suprimir el artículo IX y sustituirlo por el de la Luisiana, no se disminuyen los derechos de los mexicanos, sino que se encuentran integrados en el artículo III del Tratado de la Luisiana, y por tanto, son equivalentes. También el Gobierno norteamericano indica que, al suprimir el artículo X, no se pretende anular las concesiones de tierras hechas por México en los territorios cedidos, pues estas conservan su valor legal. Y finalmente, indica que, al suprimir gran parte de la descripción de la forma de pago en el artículo XII, no se pretende dejar de pagar dicha compensación.


La Venta de la Mesilla

El 30 de Diciembre de 1853 se firma el Tratado de la Mesilla. Este tratado, que en los Estados Unidos de América se le conoce como "compra Gadsden", por su principal promotor, el general James Gadsden, acuerda con el gobierno de México la venta de 76,845 kilómetros cuadrados adicionales de terreno, lo cual modificaba el Tratado de Guadalupe Hidalgo, a cambio de 10 millones de pesos. Aquí, sin embargo, debemos hacer notar la habilidad negociadora de Santa Anna y de su ministro de Relaciones Exteriores, Manuel Díez Bonilla, pues Gadsden pretendía adquirir no sólo esta región sino la totalidad de los estados de Chihuahua y Sonora, así como la Baja California. Además, el ejército de los Estados Unidos se preparaba para una eventual guerra en el caso de que México respondiera negativamente. Finalmente, y contra todas las expectativas estadounidenses, Santa Anna aceptó la venta, hecho que lo hizo altamente impopular. Los 10 millones de pesos serían utilizados por Santa Anna en su beneficio y el boato que le rodeaba; el Congreso de los Estados Unidos aceptó el envío de 7 millones de dólares, y 1 millón de dólares se perdió antes de llegar a la capital. Estos 6 millones de dólares le permitirían a Santa Anna mantener plenos poderes por unos años más.

Consecuencias civiles

Los Estados Unidos de América terminaron por suprimir el contenido del Artículo X y modificar en gran parte el poder del Artículo IX del Tratado de Guadalupe Hidalgo.

En este periodo surgen grupos de rebeldes mexicanos con el propósito de recuperar las tierras vendidas; Joaquín Murrieta llamado "El Patrio" y otros grupos guerrilleros asolaron el sudoeste. Tras la independencia de Texas, se dieron lugar también a leyendas como El Zorro, llevada al cine por primera vez en 1920 (The Mark of Zorro, Fred Niblo).

Durante el periodo del tratado, alrededor de 100.000 ciudadanos mexicanos vivían en el terreno cedido por México, población que comprendía el 4 por ciento de la población mexicana. Pocos de ellos decidieron conservar su ciudadanía mexicana. La mayoría continuaron viviendo en él, para entonces, suroeste estadounidense, con la creencia que sus derechos estarían protegidos. Durante el movimiento chicano de los años 1960, el líder de los derechos a la tierra de Nuevo México, Reyes López Tijerina, y su grupo Alianza invocaron el Tratado de Guadalupe Hidalgo en su lucha por la supresión del tratado. En 1972, los Brown Berets, o Gorras Café, una organización de jóvenes activistas latinos, también invocaron el tratado cuando se apoderaron temporalmente de la Isla Santa Catalina, parte del llamado Archipiélago del Norte. En cuanto a la tenencia de la tierra, muchas de las antes mencionadas concesiones de tierra no fueron reconocidas por los Estados Unidos. En California, cerca del 27 por ciento de ellas fueron rechazadas; lo mismo ocurrió con el 76 por ciento de las tierras en litigio de Nuevo México.

Saludos

Berettaman7
 
Muy bueno, compañero, dame un par de días para elaborar toda la info dentro de mi cabezota, "prima facie" me parece muy interesante, hay cientos de detalles que no conocía, saludos, muy bueno.
 
¿¿cual Es La Culpa De Santana :::???

En los textos mas comunes ; lo tachan de vende-patrias ....pero a la luz de la historia Yo siempre e dicho : le gustaba el lujo, era "tranza" ,el pizto y las mujeres le atraian(A ALGUIEN ...NO???) y definitivamente NO ERA EL MEJOR ESTRATEGA....!! PERO DE AHI A QUE VENDIERA LA PATRIA ??? No lo creo .....Lo de la Mezilla ; puede haber sido su mejor carta estrategica .... por eso no perdimos la peninsula de california (por lo menos en papel...) y la mayoria de los estados del n orte....!! SALUDOS DOC.MOSS:patriota:
 
Sigo insistiendo con las islas

A ver esto que me encontre en internet:

"Resulta indignante, ofensivo e hiriente para cualquier mexicano, enterarse de que los EEUU han implantado bases militares en nuestro territorio, y usufructúan ilegalmente la propiedad de 15 islas nacionales sin que el gobierno actual (ni los pasados) emita un solo reclamo.
En un amplio estudio de investigación que me envió el Lic. Carlos Francisco Niño Villareal, periodista y colaborador de varias revistas locales radicado en Cozumel, señala que las islas Begg Rock, Isla de los Pájaros, Roca Barco, San Miguel, Santa Rosa, Santa Cruz, Anacapa, Santa Bárbara, San Nicolás, Santa Catalina, San Clemente y Farallón, así como dos pequeños islotes que no tienen nombre, forman parte del llamado "Archipiélago del Norte" situado entre los 34º05′ y 32º48′ de latitud norte, y los 120º28′ y 118º18′ de longitud oeste (Golfo de California), histórica y legalmente pertenecen a México.
Dichas islas fueron descubiertas por Juan Rodríguez Cabrillo en 1542, quien tomó posesión de ellas a nombre de España. Pero este país, por el Tratado de Madrid del 28 de diciembre de 1836, en que se reconoció la soberanía e independencia de la República Mexicana , renunció a cualquier derecho sobre las tierras y aguas de la Nueva España , entra las que se incluyen las islas mencionadas. En 1841, el Gobernador de Alta California, Juan Bautista Alvarado, otorgó la exclusividad para la explotación de la Isla de Santa Rosa, a Carlos Antonio Carrillo y José Antonio Carrillo, lo cual demuestra que México ejerció actos de soberanía sobre esas islas. Por otra parte, ni en el Tratado de Límites, Paz y Amistad de Guadalupe Hidalgo, del 2 de febrero de 1848, en que México aceptó la anexión de los territorios de Texas, Nuevo México, Arizona y Alta California a los EEUU, ni en el Tratado de la Venta de La Mesilla , del 30 de diciembre de 1853, se consideró de manera alguna que las islas del Archipiélago del Norte pasaran al dominio norteamericano, por lo que siguieron en posesión de nuestro país.
Sin embargo, los norteamericanos las mantienen ilegalmente ocupadas con bases militares desde principios del siglo XX, además de estar usufructuando los ingresos de parques turísticos establecido por empresas norteamericanas, incluso obteniendo ilegalmente enormes ganancias por la explotación de petróleo en una de ellas.
A pesar de que los gobiernos mexicanos han estado enterados y conscientes del despojo de estas tierras soberanas, sólo han hecho “tibios” reclamos, pero jamás han acudido a los tribunales internacionales como corresponde.
Por ejemplo, en 1944, por iniciativa de Adolfo Manera y Raymundo Azueta, se formó el Comité para la Reintegración de las Islas a la Soberanía de México, gracias a cuya presión pública, el Presidente Manuel Ávila Camacho, formó La Comisión Jurídica , Geográfica e Histórica, presidida por el Ing. Lorenzo Hernández, encargada de estudiar el problema. Esa comisión fue reorganizada en 1947 por el Presidente Miguel Alemán Valdez quien hizo un infructuoso reclamo al gobierno gringo, pero no se atrevió a entablar un litigio.
En su momento, también el Presidente Gustavo Díaz Ordaz le reclamó a los norteamericanos la devolución del Archipiélago del Norte, pero tal reclamo dio la impresión de tener más fines mediáticos que intenciones legítimas.
El 2 de abril de 1970, el Lic. Antonio Carrillo Flores, entonces Secretario de Relaciones Exteriores, declaró que las islas del Archipiélago del Norte son mexicanas, pero no pasó a ser más que un “lamento borincano”, a pesar de que el propio Tribunal Internacional de la Haya (Holanda) insinuó que México debería hacer una defensa legal de su territorio ante esta instancia, pero el presidente priísta en tuno, prefirió olvidar el asunto.
La última vez que se trató este tema fue durante el sexenio del Presidente Vicente Fox Quezada. El Diputado Federal, Víctor Antonio García Dávila, subió al estrado el 12 de marzo del año 2003, y solicitó a la Cámara de Diputados, que se diera parte al Presidente de la República del asunto, pero su voz fue clamor en el desierto

Lo lamentable de todo esto es que desde el punto de vista histórico, geográfico y jurídico, las islas que conforman el "Archipiélago del Norte" son legítima propiedad de la República Mexicana , y los EEUU, con su ocupación ilegal desde más de un siglo, están mancillando y profanando nuestra dignidad y soberanía con toda impunidad y bajo la complacencia de nuestros gobiernos pusilánimes. "

Saludos
 
reclamos tibios

no por nada llaman a los mandatarios mexicanos ,cachorritos del imperio ,lo mas que hacen es un berrinche y patalean como ninos y cuando protestan dicen en voz timida lo mismo ,protestamos energicamente es todo lo que dicen, hasta cuando se van a poner los pantalones .ahi te va felipillo es para ti.
 
JUNF:

Concuerdo contigo, nuestros gobiernos han actuado cobardemente en este tema que va mucho mas alla que el Chamizal en cuanto a su importancia.

Berettaman7

A ver esto que me encontre en internet:

"Resulta indignante, ofensivo e hiriente para cualquier mexicano, enterarse de que los EEUU han implantado bases militares en nuestro territorio, y usufructúan ilegalmente la propiedad de 15 islas nacionales sin que el gobierno actual (ni los pasados) emita un solo reclamo.
En un amplio estudio de investigación que me envió el Lic. Carlos Francisco Niño Villareal, periodista y colaborador de varias revistas locales radicado en Cozumel, señala que las islas Begg Rock, Isla de los Pájaros, Roca Barco, San Miguel, Santa Rosa, Santa Cruz, Anacapa, Santa Bárbara, San Nicolás, Santa Catalina, San Clemente y Farallón, así como dos pequeños islotes que no tienen nombre, forman parte del llamado "Archipiélago del Norte" situado entre los 34º05′ y 32º48′ de latitud norte, y los 120º28′ y 118º18′ de longitud oeste (Golfo de California), histórica y legalmente pertenecen a México.
Dichas islas fueron descubiertas por Juan Rodríguez Cabrillo en 1542, quien tomó posesión de ellas a nombre de España. Pero este país, por el Tratado de Madrid del 28 de diciembre de 1836, en que se reconoció la soberanía e independencia de la República Mexicana , renunció a cualquier derecho sobre las tierras y aguas de la Nueva España , entra las que se incluyen las islas mencionadas. En 1841, el Gobernador de Alta California, Juan Bautista Alvarado, otorgó la exclusividad para la explotación de la Isla de Santa Rosa, a Carlos Antonio Carrillo y José Antonio Carrillo, lo cual demuestra que México ejerció actos de soberanía sobre esas islas. Por otra parte, ni en el Tratado de Límites, Paz y Amistad de Guadalupe Hidalgo, del 2 de febrero de 1848, en que México aceptó la anexión de los territorios de Texas, Nuevo México, Arizona y Alta California a los EEUU, ni en el Tratado de la Venta de La Mesilla , del 30 de diciembre de 1853, se consideró de manera alguna que las islas del Archipiélago del Norte pasaran al dominio norteamericano, por lo que siguieron en posesión de nuestro país.
Sin embargo, los norteamericanos las mantienen ilegalmente ocupadas con bases militares desde principios del siglo XX, además de estar usufructuando los ingresos de parques turísticos establecido por empresas norteamericanas, incluso obteniendo ilegalmente enormes ganancias por la explotación de petróleo en una de ellas.
A pesar de que los gobiernos mexicanos han estado enterados y conscientes del despojo de estas tierras soberanas, sólo han hecho “tibios” reclamos, pero jamás han acudido a los tribunales internacionales como corresponde.
Por ejemplo, en 1944, por iniciativa de Adolfo Manera y Raymundo Azueta, se formó el Comité para la Reintegración de las Islas a la Soberanía de México, gracias a cuya presión pública, el Presidente Manuel Ávila Camacho, formó La Comisión Jurídica , Geográfica e Histórica, presidida por el Ing. Lorenzo Hernández, encargada de estudiar el problema. Esa comisión fue reorganizada en 1947 por el Presidente Miguel Alemán Valdez quien hizo un infructuoso reclamo al gobierno gringo, pero no se atrevió a entablar un litigio.
En su momento, también el Presidente Gustavo Díaz Ordaz le reclamó a los norteamericanos la devolución del Archipiélago del Norte, pero tal reclamo dio la impresión de tener más fines mediáticos que intenciones legítimas.
El 2 de abril de 1970, el Lic. Antonio Carrillo Flores, entonces Secretario de Relaciones Exteriores, declaró que las islas del Archipiélago del Norte son mexicanas, pero no pasó a ser más que un “lamento borincano”, a pesar de que el propio Tribunal Internacional de la Haya (Holanda) insinuó que México debería hacer una defensa legal de su territorio ante esta instancia, pero el presidente priísta en tuno, prefirió olvidar el asunto.
La última vez que se trató este tema fue durante el sexenio del Presidente Vicente Fox Quezada. El Diputado Federal, Víctor Antonio García Dávila, subió al estrado el 12 de marzo del año 2003, y solicitó a la Cámara de Diputados, que se diera parte al Presidente de la República del asunto, pero su voz fue clamor en el desierto

Lo lamentable de todo esto es que desde el punto de vista histórico, geográfico y jurídico, las islas que conforman el "Archipiélago del Norte" son legítima propiedad de la República Mexicana , y los EEUU, con su ocupación ilegal desde más de un siglo, están mancillando y profanando nuestra dignidad y soberanía con toda impunidad y bajo la complacencia de nuestros gobiernos pusilánimes. "

Saludos
 
Agradezco la publicación de el génesis de los acontecimientos que llevaron a la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, no conocía los pormenores que tan claramente fueron explicados en el post de Berettaman7, viendo los hechos da verguenza ajena la magnitud del despojo al que fué sometido México y las condiciones que le impuso el tratado.
Gracias, al compañero por hacerme conocer esta importante parte de la historia.
 
También agradezco al compañero Junf por hacerme conocer el despojo del archipiélago de las Islas del Norte, creo que la Nación Mexicana debería plantear en el Tribunal de la Haya un firme reclamo para reclamar su justa restitución.
Lo hace Nicaragua por las islas de San Andrés que le fueron birladas por Colombia con la anuencia de Estados Unidos, alrededor de fines de los años 20; ¿porqué no lo hace México por las islas del Archipiélago del Norte?.

Saludos y gracias.
 
En los textos mas comunes ; lo tachan de vende-patrias ....pero a la luz de la historia Yo siempre e dicho : le gustaba el lujo, era "tranza" ,el pizto y las mujeres le atraian(A ALGUIEN ...NO???) y definitivamente NO ERA EL MEJOR ESTRATEGA....!! PERO DE AHI A QUE VENDIERA LA PATRIA ??? No lo creo .....Lo de la Mezilla ; puede haber sido su mejor carta estrategica .... por eso no perdimos la peninsula de california (por lo menos en papel...) y la mayoria de los estados del n orte....!! SALUDOS DOC.MOSS:patriota:


Santa Ana pudo haber cometido errores en estrategia y táctica, al fin y al cabo es sólo un ser humano, pero si se hizo del dinero que le correspondía a su Nación como compensación de el territorio cedido eso sí es imperdonable.
No debió tomar el dinero de su nación como fondo privado de retiro.
Seguramente muchos patriotas mexicanos habrán muerto sumidos en penurias económicas y no mancharon su nombre haciéndose de los dineros públicos.
Saludos.
 
no por nada llaman a los mandatarios mexicanos ,cachorritos del imperio ,lo mas que hacen es un berrinche y patalean como ninos y cuando protestan dicen en voz timida lo mismo ,protestamos energicamente es todo lo que dicen, hasta cuando se van a poner los pantalones .ahi te va felipillo es para ti.

Bueno, "más vale terde que nunca", quizás si el tema se planteara se comenzaría el reclamo.
Saludos compañero.
 
Chavez se hace el macho porque sabe que tiene sujetos de los cajunes a EU, pero si no fuera el caso, Chavez seria otro cachorrito del decadente imperio si no tuvieran el petroleo, y nosotros estamos llorando por el incremento mensual en Mexico de centavitos al litro de gasolina, y eso que Calderon es, segun se dice, cachorrito tambien.

Berettaman7
 
Santa Ana
No debió tomar el dinero de su nación como fondo privado de retiro.
Seguramente muchos patriotas mexicanos habrán muerto sumidos en penurias económicas y no mancharon su nombre haciéndose de los dineros públicos.
Saludos.

PROVABLEMENTE LE AGRADE SABER QUE :: SANTANA ACABO SUS DIAS en la penuria total casi olvidado en la ciudad de Mexico en 1876 ...PORQUE EL DINERO ; AL IGUAL QUE HOY DIA ....NO SE LO QUEDAN LOS "LIDERES" Y se repartio ...en los altos mandos del ejercito y politicos advenedisos Ya que a la firma del TRATADO GUADALUPE HIDALGO, RENUNCIO A LA PRESIDENCIA Y SALIO CON RUMBO A cOLOMBIA quedando al mando Manuel de la Peña ,Gral Anaya , y por ultimo a Jose J, Herrera ; y lo demas se lo quedaron los "vencedores" del plan de Ayutla ...Melchor Ocampo y los principales jefes del Liberalismo y ni ese dinero
ni el que consiguieron despues , logro que evitaran llevar al pais a la banca rota
 
Última edición:
A ver esto que me encontre en internet:

"Resulta indignante, ofensivo e hiriente para cualquier mexicano, enterarse de que los EEUU han implantado bases militares en nuestro territorio, y usufructúan ilegalmente la propiedad de 15 islas nacionales sin que el gobierno actual (ni los pasados) emita un solo reclamo.
En un amplio estudio de investigación que me envió el Lic. Carlos Francisco Niño Villareal, periodista y colaborador de varias revistas locales radicado en Cozumel, señala que las islas Begg Rock, Isla de los Pájaros, Roca Barco, San Miguel, Santa Rosa, Santa Cruz, Anacapa, Santa Bárbara, San Nicolás, Santa Catalina, San Clemente y Farallón, así como dos pequeños islotes que no tienen nombre, forman parte del llamado "Archipiélago del Norte" situado entre los 34º05′ y 32º48′ de latitud norte, y los 120º28′ y 118º18′ de longitud oeste (Golfo de California), histórica y legalmente pertenecen a México.
Dichas islas fueron descubiertas por Juan Rodríguez Cabrillo en 1542, quien tomó posesión de ellas a nombre de España. Pero este país, por el Tratado de Madrid del 28 de diciembre de 1836, en que se reconoció la soberanía e independencia de la República Mexicana , renunció a cualquier derecho sobre las tierras y aguas de la Nueva España , entra las que se incluyen las islas mencionadas. En 1841, el Gobernador de Alta California, Juan Bautista Alvarado, otorgó la exclusividad para la explotación de la Isla de Santa Rosa, a Carlos Antonio Carrillo y José Antonio Carrillo, lo cual demuestra que México ejerció actos de soberanía sobre esas islas. Por otra parte, ni en el Tratado de Límites, Paz y Amistad de Guadalupe Hidalgo, del 2 de febrero de 1848, en que México aceptó la anexión de los territorios de Texas, Nuevo México, Arizona y Alta California a los EEUU, ni en el Tratado de la Venta de La Mesilla , del 30 de diciembre de 1853, se consideró de manera alguna que las islas del Archipiélago del Norte pasaran al dominio norteamericano, por lo que siguieron en posesión de nuestro país.
Sin embargo, los norteamericanos las mantienen ilegalmente ocupadas con bases militares desde principios del siglo XX, además de estar usufructuando los ingresos de parques turísticos establecido por empresas norteamericanas, incluso obteniendo ilegalmente enormes ganancias por la explotación de petróleo en una de ellas.
A pesar de que los gobiernos mexicanos han estado enterados y conscientes del despojo de estas tierras soberanas, sólo han hecho “tibios” reclamos, pero jamás han acudido a los tribunales internacionales como corresponde.
Por ejemplo, en 1944, por iniciativa de Adolfo Manera y Raymundo Azueta, se formó el Comité para la Reintegración de las Islas a la Soberanía de México, gracias a cuya presión pública, el Presidente Manuel Ávila Camacho, formó La Comisión Jurídica , Geográfica e Histórica, presidida por el Ing. Lorenzo Hernández, encargada de estudiar el problema. Esa comisión fue reorganizada en 1947 por el Presidente Miguel Alemán Valdez quien hizo un infructuoso reclamo al gobierno gringo, pero no se atrevió a entablar un litigio.
En su momento, también el Presidente Gustavo Díaz Ordaz le reclamó a los norteamericanos la devolución del Archipiélago del Norte, pero tal reclamo dio la impresión de tener más fines mediáticos que intenciones legítimas.
El 2 de abril de 1970, el Lic. Antonio Carrillo Flores, entonces Secretario de Relaciones Exteriores, declaró que las islas del Archipiélago del Norte son mexicanas, pero no pasó a ser más que un “lamento borincano”, a pesar de que el propio Tribunal Internacional de la Haya (Holanda) insinuó que México debería hacer una defensa legal de su territorio ante esta instancia, pero el presidente priísta en tuno, prefirió olvidar el asunto.
La última vez que se trató este tema fue durante el sexenio del Presidente Vicente Fox Quezada. El Diputado Federal, Víctor Antonio García Dávila, subió al estrado el 12 de marzo del año 2003, y solicitó a la Cámara de Diputados, que se diera parte al Presidente de la República del asunto, pero su voz fue clamor en el desierto

Lo lamentable de todo esto es que desde el punto de vista histórico, geográfico y jurídico, las islas que conforman el "Archipiélago del Norte" son legítima propiedad de la República Mexicana , y los EEUU, con su ocupación ilegal desde más de un siglo, están mancillando y profanando nuestra dignidad y soberanía con toda impunidad y bajo la complacencia de nuestros gobiernos pusilánimes. "

Saludos

Y que espera el govierno para correr a los gueros si son nuestras islas que no mas por sus pelotas pueden hacer lo que quieran.
 
saludos a todos... aún no termino de leer, jejeje pero pongo esta foto que la he visto mucho últimamente por que Absolut tiró vodka en la yaga abierta, si alguien sabe la historia de esta campaña publicitaria en nuestro país pues favor de que compartirla... no se quien protestó y pararon la campaña... según leí...

pero lo lamentable es que leí también que en EEUUAA preguntaron a ciudadanos comunes que qué opinaban de esta foto, sin dar el antecedente y un gran porcentaje, opinó que se trataba de un sueño mexicano el tener esos territorios... que estamos locos o ambiciosos o algo parecido, es decir que ni siquiera relacionaron la historia real y por supuesto no saben que ese mapa así lucía en alguna época... ¿cómo ven?


absolute.jpg
 
"No hay plazo que no se cumpla, ni tiento que no se corte"

Espero que algùn dìa los mexicanos vean reintegrados sus territorios cercenados.
Todos los imperios cayeron, el yanqui caerà tambièn y volveràn los mexicanos a tener su Patria Grande, como siempre debiò ser.

Saludos Hermanos!
 
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