Maestro
Miembro de la Vieja Guardia
Compañeros, casi siempre posteamos comentarios relacionados con todo lo que tiene que ver con nuestra pasión: el mundo de las armas.
Hoy permitanme comentar algo distinto: el día 9 de febrero queda marcado como el día más triste de mi existencia pues falleció mi madre, alguien que fue para mi más que una mamá, fue mi compañera de vida, amiga incondicional, compañera de banca en la maestría, viajeros incansables, confidente, consuelo ante cualquier pena por grande que fuera, en fin.
Su salud fue mermando y era para mi una gran satisfacción atenderla, que si el baño, que si atender sus píés, que si el sanitario, que llevarla a un lado y después a otro, acostarla y arroparla, revisar que la manguera del oxigeno estuviera bien colocada, aplicar medicamentos, y cada noche y cada mañana un beso y su bendición al salir al trabajo y antes de dormir, hoy todo es distinto y estoy en asimilación de aceptar que ya no estará ella en la casa o fuera de ella, y duele compañeros, duele mucho, sé que tendré que salir de este estado por mí y por ella por su amoroso recuerdo, pero me siento muy cansado, en el 86 enterré a mi padre, en el 97 a mi hermano y ahora a mi madre, ya nada más quedo yo y le pido a Dios que se acuerde de mi y me permita reunirme con ellos, claro cuando sea su voluntad, pero en verdad pido que el tiempo pase rápido.
Compañeros, siempre compartimos alegrias, hoy no, pero compartir mi pena con ustedes, que somos viejos conocidos, es un alivio.
Maestro
Hoy permitanme comentar algo distinto: el día 9 de febrero queda marcado como el día más triste de mi existencia pues falleció mi madre, alguien que fue para mi más que una mamá, fue mi compañera de vida, amiga incondicional, compañera de banca en la maestría, viajeros incansables, confidente, consuelo ante cualquier pena por grande que fuera, en fin.
Su salud fue mermando y era para mi una gran satisfacción atenderla, que si el baño, que si atender sus píés, que si el sanitario, que llevarla a un lado y después a otro, acostarla y arroparla, revisar que la manguera del oxigeno estuviera bien colocada, aplicar medicamentos, y cada noche y cada mañana un beso y su bendición al salir al trabajo y antes de dormir, hoy todo es distinto y estoy en asimilación de aceptar que ya no estará ella en la casa o fuera de ella, y duele compañeros, duele mucho, sé que tendré que salir de este estado por mí y por ella por su amoroso recuerdo, pero me siento muy cansado, en el 86 enterré a mi padre, en el 97 a mi hermano y ahora a mi madre, ya nada más quedo yo y le pido a Dios que se acuerde de mi y me permita reunirme con ellos, claro cuando sea su voluntad, pero en verdad pido que el tiempo pase rápido.
Compañeros, siempre compartimos alegrias, hoy no, pero compartir mi pena con ustedes, que somos viejos conocidos, es un alivio.
Maestro
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