hola aqui hay algo sobre esperar y atraer un jabali.
DONDE PONER LOS ATRAYENTES
Otra cosa muy importante o la más importante que un esperista debe tener en cuenta cuando quiere hacer un cebadero o atraer un jabalí a un determinado sitio mediante algún atrayente, como puede ser el aceite quemado envuelto en fuel, es que en el lugar donde los ponga, el aire debe tener una buena salida, es decir, que no sea una hondonada o lugar "apantallado" donde el aire "revoque" con facilidad o haga remolinos, pues esta puede ser la causa del posterior fracaso en la espera. Estos sitios hay que buscarlos en altos u otros lugares donde el aire al tener salida no "revoque" y por tanto sople con fijeza.
Otra cosa que el esperista no debe hacer es echar el aceite quemado y el fuel en los troncos de las encinas o chaparros, pues esto además de poder secar la encina al insistir echando una y otra vez el "potingue", dificultará la perfecta visión del guarro por parte del cazador a la hora de tirar, pues éste estará metido debajo de la encina donde no entra la luz de la luna. En caso de "aliñar" algo con este "potingue", (de lo que yo no soy muy partidario) es mejor que sea una piedra, pues al guarro a la hora de entrar y rascarse le dará igual una cosa que otra, pero así además de no secar una encina, veremos mucho mejor tirar por estar dándole la luz de la luna perfectamente al guarro cuando se esté rascando.
Otra cosa que para mí hacen mal algunos cazadores (aunque posiblemente el equivocado sea yo) es poner el cebadero o atrayente en el centro de un claro muy grande para ver mejor entrar los marranos. Yo siempre he pensado y sigo pensando, que esto se debe hacer en un claro pero a pocos metros de una "raspa" de monte o piedras por las que el guarro pueda venir y entrar a él "arropado", pues aunque las piaras y los marranchones son más descuidados a la hora de entrar, los marranos viejos, los grandes navajeros, son muy reacios a atravesar grandes claros, sobre todo si hay luna. A estos animales viejos les gusta más entrar tapados con el monte, y antes de salir unos metros de él para llegar hasta el atrayente, pararse el tiempo que haga falta para escuchar y observar que no hay ningún peligro en la zona.