EL APRENDIZ
Miembro de la Vieja Guardia
EL TESORO DEL TUNEL DEL FERROCARRIL
Este relato está basado en hechos reales que recupere por voz de mi abuela paterna, quien a su vez lo vivió de manera directa por relatos de su papa quien era mayordomo de vías quien casi lo vivió en carne propia. Además de que esta tragedia la constate en el archivo histórico del estado a inicios del siglo XX.
En ese tiempo el tendido de la vía del ferrocarril de Guadalajara a Manzanillo era de la llamada vía angosta, pues las dimensiones del trenes no eran como las de hoy; para llegar de colima a manzanillo por ferrocarril era toda una odisea y en esos recorridos eran zonas muy agrestes y solitarias por donde pasaba el tren, pero como lujo y novedad que era; el ferrocarril era un atractivo para gente pudiente que deseaba trasladarse al puerto o viceversa ya sea en plan turístico o de negocios, dicho tren periódicamente era abordado por personas ricas y extranjeros que visitaban estas tierras. Pues resulta que más allá de la capital del estado de Colima y hacia el sur, pasando el pueblo de Coquimatlán, el tendido de vías se adentra en un área de montañas y pasos donde el terreno se salva por medio de puentes y túneles que serpentean la orografía del lugar. 10 km. adelante exactamente, encontramos una comunidad y al pasar el túnel del ferrocarril que se encuentra un poco adelante, el bandido Pedro Zamora detuvo este tren de pasajeros a los cuales bajo y después de poner un tendido de frazadas en el piso, los obligo a dejar ahí sus alhajas, dinero, víboras de monedas, y toda clase de valores, así lo hicieron los asustados pasajeros, pero a pesar de ello asesino a muchos e incendio el mencionado tren. En ese tiempo para llegar a ese sitio solo se podía en tren de manera más o menos rápida, pues si lo hacían a caballo o carretas duraban de dos a tres días por lo cual se supo de esta tragedia mucho tiempo después. En esa área se empezó a correr el rumor que el mencionado Bandido Pedro Zamora, había dejado un entierro, como habitualmente lo hacía de sus múltiples fechorías. Pasaron los años y se corría el rumor de que ahí asustaba, que en la parte alta del cerro, por arriba del túnel estaba el tesoro enterrado. Por lo cual tres muchachos de la comunidad cercana, un día decidieron hablar con el maligno para que les diera dinero, se dice que a las afueras de la ranchería y a media noche llego un charro negro y les dijo: “Si les doy dinero, pero antes uno de ustedes tiene que subir a mi caballo y galopar hasta una ranchería que está enclavada en lo más alto de la montaña) y regresar hasta aquí sin tener miedo.” Los muchachos se miraron uno al otro y finalmente uno de ellos, el más temerario dijo: ¡¡ Yo voy ¡!!, entonces mañana los espero aquí, a media noche y el jinete desapareció. Al siguiente día, fueron los tres al sitio y al llegar la media noche, de repente llegó el caballo negro ya listo pero sin el charro, a lo que el muchacho que había dicho que iría, se subió rápido a la rica silla de plata que brillaba con los destellos de una luna que ya se ocultaba por una densa nube que la empezaba a cubrir. El corcel empezó a galopar, al llegar a la comunidad de Alcomun, las gallinas cacaraqueaban, los perros lloraban y jinete y caballo parecía que flotaban en el aire. Ya de regreso el terror se apodero del jinete al darse cabal cuenta de que en realidad el caballo volaba y de sus fulgurantes ojos y hocico escapaban destellos de fuego; en eso el miedo hizo total presa de su cuerpo y se empezó a ladear el jinete hacia un costado, a lo lejos ya se veían las luces de Jala, pero solo recuerda que alcanzo a tener el pensamiento de no soltarse de la cabalgadura hasta que perdió el conocimiento y no supo de el hasta que despertó en la cama del hospital. Sumido en la antesala de la demencia y en ratos de lucidez, relató la anterior historia agregando además por información de los que lo encontraron, que estaba tendido en el suelo, todo sangrante y cortado del cuerpo, como si lo hubieran arrastrado, tenía desprendimiento de su oído derecho y sus ropas estaban desgarradas, parecía que lo hubiese arrastrado un caballo. Un año paso en hospitalizaciones y atención psicológica, “el tiempo lo cura todo”. . . dice un refrán. Dos años después y ya olvidado el suceso, una fiesta se desarrollaba en el rancho y nuestro amigo salió temprano de la misma pues no quería llegar tarde a casa, y al pasar por una calle solitaria y sin luz, de repente sintió un resplandor y al voltear vio en todo su esplendor al charro negro, quien al mismo tiempo le decía: “ “ Me ganaste la apuesta , vengo a cumplir mi parte y darte un tesoro que tengo aquí cercas, está en el Túnel del tren, pero quiero que vengas conmigo para decirte donde y lo saques. . . “ . Presa de terror corrió hasta su casa y desde ese día volvió al hospital y no quiso saber nada de sacar el dinero. Solo ha acertado a relatar su historia corroborada por sus dos compañeros que abandonaron la ranchería y se fueron a la capital.
La historia la recupere en entrevista con un familiar del protagonista del relato, pero pienso buscar y entrevistar directamente a este muchacho, pero por cuestiones de tiempo y trabajo no lo he localizado.
Gracias por leer mi relato, ese tesoro ya había escuchado de el hace muchos años, pero me faltaba profundizar en la investigación documental en archivo.
Este relato está basado en hechos reales que recupere por voz de mi abuela paterna, quien a su vez lo vivió de manera directa por relatos de su papa quien era mayordomo de vías quien casi lo vivió en carne propia. Además de que esta tragedia la constate en el archivo histórico del estado a inicios del siglo XX.
En ese tiempo el tendido de la vía del ferrocarril de Guadalajara a Manzanillo era de la llamada vía angosta, pues las dimensiones del trenes no eran como las de hoy; para llegar de colima a manzanillo por ferrocarril era toda una odisea y en esos recorridos eran zonas muy agrestes y solitarias por donde pasaba el tren, pero como lujo y novedad que era; el ferrocarril era un atractivo para gente pudiente que deseaba trasladarse al puerto o viceversa ya sea en plan turístico o de negocios, dicho tren periódicamente era abordado por personas ricas y extranjeros que visitaban estas tierras. Pues resulta que más allá de la capital del estado de Colima y hacia el sur, pasando el pueblo de Coquimatlán, el tendido de vías se adentra en un área de montañas y pasos donde el terreno se salva por medio de puentes y túneles que serpentean la orografía del lugar. 10 km. adelante exactamente, encontramos una comunidad y al pasar el túnel del ferrocarril que se encuentra un poco adelante, el bandido Pedro Zamora detuvo este tren de pasajeros a los cuales bajo y después de poner un tendido de frazadas en el piso, los obligo a dejar ahí sus alhajas, dinero, víboras de monedas, y toda clase de valores, así lo hicieron los asustados pasajeros, pero a pesar de ello asesino a muchos e incendio el mencionado tren. En ese tiempo para llegar a ese sitio solo se podía en tren de manera más o menos rápida, pues si lo hacían a caballo o carretas duraban de dos a tres días por lo cual se supo de esta tragedia mucho tiempo después. En esa área se empezó a correr el rumor que el mencionado Bandido Pedro Zamora, había dejado un entierro, como habitualmente lo hacía de sus múltiples fechorías. Pasaron los años y se corría el rumor de que ahí asustaba, que en la parte alta del cerro, por arriba del túnel estaba el tesoro enterrado. Por lo cual tres muchachos de la comunidad cercana, un día decidieron hablar con el maligno para que les diera dinero, se dice que a las afueras de la ranchería y a media noche llego un charro negro y les dijo: “Si les doy dinero, pero antes uno de ustedes tiene que subir a mi caballo y galopar hasta una ranchería que está enclavada en lo más alto de la montaña) y regresar hasta aquí sin tener miedo.” Los muchachos se miraron uno al otro y finalmente uno de ellos, el más temerario dijo: ¡¡ Yo voy ¡!!, entonces mañana los espero aquí, a media noche y el jinete desapareció. Al siguiente día, fueron los tres al sitio y al llegar la media noche, de repente llegó el caballo negro ya listo pero sin el charro, a lo que el muchacho que había dicho que iría, se subió rápido a la rica silla de plata que brillaba con los destellos de una luna que ya se ocultaba por una densa nube que la empezaba a cubrir. El corcel empezó a galopar, al llegar a la comunidad de Alcomun, las gallinas cacaraqueaban, los perros lloraban y jinete y caballo parecía que flotaban en el aire. Ya de regreso el terror se apodero del jinete al darse cabal cuenta de que en realidad el caballo volaba y de sus fulgurantes ojos y hocico escapaban destellos de fuego; en eso el miedo hizo total presa de su cuerpo y se empezó a ladear el jinete hacia un costado, a lo lejos ya se veían las luces de Jala, pero solo recuerda que alcanzo a tener el pensamiento de no soltarse de la cabalgadura hasta que perdió el conocimiento y no supo de el hasta que despertó en la cama del hospital. Sumido en la antesala de la demencia y en ratos de lucidez, relató la anterior historia agregando además por información de los que lo encontraron, que estaba tendido en el suelo, todo sangrante y cortado del cuerpo, como si lo hubieran arrastrado, tenía desprendimiento de su oído derecho y sus ropas estaban desgarradas, parecía que lo hubiese arrastrado un caballo. Un año paso en hospitalizaciones y atención psicológica, “el tiempo lo cura todo”. . . dice un refrán. Dos años después y ya olvidado el suceso, una fiesta se desarrollaba en el rancho y nuestro amigo salió temprano de la misma pues no quería llegar tarde a casa, y al pasar por una calle solitaria y sin luz, de repente sintió un resplandor y al voltear vio en todo su esplendor al charro negro, quien al mismo tiempo le decía: “ “ Me ganaste la apuesta , vengo a cumplir mi parte y darte un tesoro que tengo aquí cercas, está en el Túnel del tren, pero quiero que vengas conmigo para decirte donde y lo saques. . . “ . Presa de terror corrió hasta su casa y desde ese día volvió al hospital y no quiso saber nada de sacar el dinero. Solo ha acertado a relatar su historia corroborada por sus dos compañeros que abandonaron la ranchería y se fueron a la capital.
La historia la recupere en entrevista con un familiar del protagonista del relato, pero pienso buscar y entrevistar directamente a este muchacho, pero por cuestiones de tiempo y trabajo no lo he localizado.
Gracias por leer mi relato, ese tesoro ya había escuchado de el hace muchos años, pero me faltaba profundizar en la investigación documental en archivo.
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