masterblaster
Miembro de la Vieja Guardia
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Esto es pura tauromaquia…..
ESTO ES PURA TAUROMAQUIA…..
El último toro, el ultimo torero y la última lluvia de sombreros.
Es el año de gracia del 2042.
Las desgracias quedaron atrás, se supo cuál era el problema, se solucionó y se castigó a los culpables, y todo el mundo feliz, pero con la revolución causada por el bicho, hubo un cambio de conciencia, ya cada vez menos gente es propensa a la crueldad, hacia sus prójimos y hacia los animales, pero hay cosas, que, en el pasado, aun a costa del sacrificio de los animales, alcanzaron un esplendor y una gloria difíciles de explicar y entender, cosas que dentro de la barbarie, podían llevarte casi al éxtasis artístico, como la fiesta brava, por eso, las corridas de toros continuaban, pero de una manera muy especial, en algunos cosos taurinos de gran tradición a nivel mundial, las tardes de sol, eran aprovechadas para hacer exhibiciones de caballos y toros de lidia, reses bravas les llaman (claro!!!, esa raza es extraordinario, no porque ya no hay corridas de toros la vamos a extinguir, como que no es congruente no?), dentro de la plaza de toros, y al modo antiguo, esto es, sin climatizar como casi todo ahora, con el ambiente lleno de moscas y mosquitos, alguno que otro tábano, olor a estiércol y sudor y de tarde en tarde olor a tierra mojada, lo anterior se mezclaba con lo último en tecnología, un super sonido de altísima fidelidad, que a veces llenaba el ambiente de música o de los sonidos de la corrida, hasta el último rincón, un sistema de inyección de gases de aromas, que con una nube imperceptible, llenaba las células olfativas del respetable público, con olores de caballos, toros y sangre, y la joya de la tecnología, un sistema holográfico, que era solo una milésima de punto porcentual menos que la realidad, casi podías tocar las imágenes en el ruedo, todos esos factores, hacían que la gente de todos los países, viajaran a ver ese espectáculo, se reproducían corridas reales del pasado, remasterizadas y adaptadas al nuevo sistema, podías seleccionar una en especial y estudiar previamente su desarrollo y admirar a los artistas en acción, o podías seleccionar “modo aleatorio” y a disfrutar sin saber lo que podía pasar, tan asombroso espectáculo, solo era llevado a cabo en unas pocas plazas de toros, solo las de mayor tradición a nivel mundial, esta tristorieta ocurre, en…..
La Plaza de Toros Mérida, es considerada la capital del toreo del sureste de México. Construida por los hermanos Fernando y José Palomeque Pérez de Ermida, grandes aficionados y escrupulosos ganaderos, los hermanos Palomeque en el año de 1924 recibieron un juego de planos de la plaza de toros de Granada, España los cuales se entregaron al arquitecto Carlos Castillo Montes de Oca. La construcción, en la avenida “Reforma”, está hecha de mampostería, piedra con morteros de cal y cemento, arcos y trabes de bóveda catalana y sin utilizar acero de refuerzo, el coso de Reforma muestra hasta ahora la resistencia y solidez de la construcción a casi ciento trece (pa´l cruento, en realidad, noventa y dos) años de haber sido inaugurada. La plaza tiene una capacidad para 6.500 espectadores cómodamente sentados. La “primera piedra” se colocó en enero de 1925 y cuatro años después, el 27 de enero de 1929, abría sus puertas, ante un lleno, para celebrar el primer festejo taurino. (Wikipedia).
Esa tarde, 31 de diciembre, si, no es raro en estas latitudes que en pleno invierno haya un calor de la chingada, perdón, es decir, un típico calor de lo más álgido del verano, la arena estaba de bote en bote, le gente loca de la emoción…no, eso como que ya lo leí en “esto es pura lucha libre”, la afición estaba muy emocionada, estaba anunciada una corrida clásica de los años setenta del siglo pasado, acaecida en la monumental plaza de toros México, aunque, en la tablilla, había unas enigmáticas anotaciones. Plaza de toros: Mérida; ganadería: unión de ganaderos de reses bravas de Yucatán; 1, numero: 001; nombre: BOSHITO, nació: 12/38; capa: azabache; peso: 590
De repente, las puertas se cerraron y por el viejo sonido local, que lloraba por la inferioridad con el nuevo sonido digital, se escuchó, “no se alarmen, se cerraron las puertas porque ya no entra ni sale nadie, lo que van a presenciar, es histórico, y ya jamás volverá a suceder, espero lo disfruten”, a continuación, un grupo de músicos, si, músicos de a de veras, algunos tan viejos que parecía que estaban muertos, pero nadie se los había dicho, presurosos, tomaran su tradicional lugar, con sus instrumentos y empezaron a tocar un pasodoble clásico “la puerta grande”, al principio como que cada quien iba por su lado, más por nerviosismo por tocar de verdad ante más de seis mil gentes que por falta de práctica, pero ya luego se relajaron y estuvieron a la altura. En eso, y ante el asombro del público, que, extrañado por la notoria falta de calidad del sonido, pero con un peculiar jubilo, por sentir en los oídos, el pecho y la cara, las vibraciones de música de verdad, se abrió la puerta del coso, si, la misma por donde iniciaban las imágenes holográficas, ahora aparecían unos personajes de carne y hueso, sudando, medio borrosos por el polvo que soltaba el albero que los areneros acababan de poner.
el paseíllo.
Al compás de la música, el torilero abre las puertas e inicia un típico paseíllo, clásico, a la vieja usanza, no más que en vez de terna, solo hay un matador, el famosísimo y aún desconocido Jorge Luis Guerrero Mora “Er niño del zarz”, tiene pita de figura, pero nadie sabe su historial. todo luce esplendoroso, con un capote de paseo que parece que en vez de lentejuela tiene piedras preciosas, a pesar de tantos años en desuso, parece que fue ayer, que todos presurosos, hubieran dejado lustrosos sus trajes y arreos por la corrida del próximo domingo.
el torero.
El matador es un señor grande, casi un anciano, pero a través del traje de luces modesto pero que porta con gran garbo, se nota que está bien puesto de músculos y se nota que es un gran hidalgo, quien sabe cuándo tomó la alternativa, ni quien fue su padrino ni el testigo, hace ya tanto tiempo que eso no existe, a menos que…haya algo así como los caballeros Jedí, pero de la tauromaquia. ¿Quién sabe?, tiene una coleta, no muy grande, pero natural.
el toro.
Abre la plaza un burel magnifico. Aleonado, Acapachado. Aliñado, impecable, no está afeitado ni hambriento ni sediento, está en plena forma física. Azabache, astiblanco, de casi 600 kilogramos, y a pesar de su tamaño y peso, con una agilidad sorprendente, bien bragado, Nada abanto, aplomado. Sus astas llegaron bien protegidas con la funda, una bestia magnifica, y, sin embargo, con la mirada limpia de un héroe mitológico. Un toro de muy bella lamina. Apenas abrirse las puertas, sale con gran empuje y momentáneamente desconcertado, hace un pequeño alto cerca de las tablas y después inicia con una terrible acometida al bulto.
Con el capote. En el momento justo, el matador acorta el engaño, y da un pase afarolado y el toro se da la vuelta y ya no acomete, solo acude, es un toro listo, me quedo corto, es listísimo. Tan listo que, en una verónica, hace un extraño y empitona ligeramente el muslo derecho del matador, es apenas un hilo de sangre, lo asisten y le preguntan si quiere ir a la enfermería, pero a la vieja usanza, se arranca el corbatín, se faja la herida y aleja a gritos a todos, solo le dice a su asistente que rescató el capote de brega, que se lo dé, y vuelve a la pelea, ahora muestra su desprecio al toro y a la muerte con una fenomenal aragonesa, y se suceden los pases uno tras otro, hasta a capote vuelto, cada pase mejor que el anterior, o quizás solo igual, pero el momento es tan sublime y la memoria tan corta, ayuda mucho la nobleza del animal, que embiste como mandan los cánones, todo un mazapán, solo cuando hace un desplante el torero, como que pierde la cordura y le da un, dos, tres avisos, que hacen que las luces del traje se apaguen una a una, el torero parece no sentir dolor ni miedo, hasta que en un arriesgado pase, el toro lo levanta por la entrepierna y lo hace volar dando vueltas, tremenda zarandeada, y el torero, sin pensar que hubiera pasado en su taleguilla, si el arma del toro solo hubiera estado dos centímetros arriba, y sin mirarse la sangre ni la tierra, recupera el capote y sigue invitando al toro, el respetable público, está delirando.
Tercio de varas.
Una garrocha sin púa, así como el jinete usa espuelas sin acicate, el noble caballo, por instinto se apresta a pelear con el toro, no importándole el peso del jinete ni el peso y el estorbo de su armadura, el picador, aprieta al toro, pero solo es una espectacular e inútil lucha, solo le causa un poco de cansancio al burel. el toro da una acometida sobre el caballo, está muy enojado por las aclamaciones al torero y revuelca a caballo y a jinete, pero al verlos rodar por la arena y ver la dificultad del caballo por erguirse con tanto peso, se calma un poco, no ataca, ni hace caso de los trapos de los monosabio, ni siquiera derrama la vista, los deja ir, su objetivo…es el torero.
Tercio de banderillas.
La orquesta anuncia con música, como es tradición, que es el propio matador el que engalanará este tercio, recibe las banderillas y rompe el primer par sobre su rodilla izquierda, la sana, pero cosa extraña, tira a un lado los pedazos largos y con punta, va a banderillear muy peligrosamente, cita al toro y cuando este embiste, al topa carnero, con un quiebro le da un par de formidables golpes en el morrillo con los palos, hasta le tira la vistosa divisa, estos golpes, hacen bramar de dolor al animal, lo mismo sucede con el segundo par, y ya en el tercer par, el toro esta avisado, pero el torero es más astuto, ya sabe que su rival es de cuidado, no hace el ultimo quiebre y el toro se queda con un palmo de narices, ya que esperaba ese movimiento para empitonar de nuevo al torero, y por tercera vez bramó, pero esta vez, más de coraje que de dolor.
Tercio de la muerte.
Abanicando al toro. La afición esta vuelta loca, ante la destreza de la lidia y la fortaleza del matador y la nobleza y brutal condición física de la bestia, que no mengua sus acometidas ni un ápice, festeja cada adorno del diestro. Con verdadero arte, “er niño del zarz” conduce el toro a las afueras, en un movimiento suicida, ya que a fuerzas se tiene que arrimar al máximo, porque por un lado están las tablas y por otro lado están los cuernos del animal, , y el burladero parece a kilómetros de distancia, así que no le queda más remedio que ceñirse, ni hombre ni bestia piden ni dan cuartel, no hay corrida que se le compare, ya las fuerzas empiezan a faltar, por la batalla, la arena y el sol, queda puro arte, los pases se dan como en cámara lenta, parece una catedra para futuros toreros que jamás existirán, ni un solo trapazo, por fin, después de un magistral trasteo y sin desplantes (pues ya sabe que eso encabrona al toro), el matador hace una pausa para…
La hora de matar.
Escoge a la mujer más hermosa del tendido, y después de pedir permiso al presidente, brinda el toro y hacia atrás, le envía la montera, que es atrapada diestramente por la beldad, en señal de buen augurio.
El matador apresta el estoque.
Los ayudantes le proporcionan los trastos adecuados, esta extenuado y sangra por múltiples heridas en el torso y una en la pierna derecha, pero ya es hora de terminar tan magnifica tarea, el presidente se olvidó de agitar el pañuelo para sonar la alarma del aviso, de que el tiempo del tercio se había agotado y el timbalero que suena la alarma, nunca se atrevió a romper la magia de esa tarde, el burel, exactamente cuadrado en medio de la arena ve un poco desconcertado las maniobras del matador, y de repente cuando el acero apunta hacia él, y el ya confirmado “maestro” lo alegra, se da cuenta que su fin está cerca y una rabia inmensa crece dentro de él, y resopla, sacando humo por los ollares, y rasca la tierra con las pezuñas, y con un ligero retroceso, se apresta para la acometida final, en eso, para desconcierto de todos, el matador, gritando, tira a un lado el acero, al otro lado la muleta, se rasga la chaquetilla y la faja y con el torso desnudo se pone de hinojos frente a su enemigo y levanta la vista al cielo y cierra los ojos, ofrendando su vida en la última fiesta brava de verdad, su gran pasión, sin trampas, sin ventajas para nadie, el toro lo mira fijamente y negándose al impulso final, da un firme paso hacia adelante, los auxiliares, con el capote listo, están inmóviles, es tal la cercanía, que temen que un movimiento en falso haga que el toro empitone al matador, provocando con sus armas un desenlace fatal. El toro titubea un poco, en la arena no se oye nada, todo el mundo está quieto y algunos ni respiran, no es lo mismo una holograma, que el drama del hombre contra la bestia peleando por sus vidas y no es lo mismo ver morir a un ser humano que a un animal, todos tienen el alma en vilo, inesperadamente, el toro acorta la distancia y llega ante el auto humillado matador y en un noble gesto, empieza a lamer las heridas de su pecho, el público ruge, los auxiliares danzan alrededor, no sabemos si de alegría o por querer alejar al toro para que ya no sea peligro para el humano, pero no hay problema, en ese universo solo existen el hermano hombre, el hermano toro, el sol y la arena, el toro pega el testuz contra a frente del matador, que abre los ojos como despertando de un sueño, él le susurra algo al oído del toro y este brama suavemente, y en una comunicación que solo ellos entienden, se perdonan por las heridas y se felicitan por haber sido rivales tan formidables, el público es solo una horda de locos, unos pidiendo muerte, otros pidiendo indulto y tirando sombreros, que nadie sabe de dónde salen tantos, no es una lluvia, una tormenta de sombreros, usía a pesar de su colmillo, desmayado por la emocion, y los músicos, al borde del llanto tocando magistralmente una melodía, toro y torero se levantan y sin hacer caso de nadie, como viejos amigos, se dirigen en silencio hacia los toriles.
FIN………
EPILOGO.
“Oye toro”.
“ajá”.
“ahora que somos cuates…te puedo decir algo aquí en corto, sin que te encabrones?”.
“sí, que pedo, suéltalo”.
“BUEY!!!!!, te perdoné la vida cabrón!!!”.
“buey tu santo, no mames!!!, yo te perdoné más, mira como quedaste!!!, o qué?, ¿¿¿de verdad crees que fallé tantas veces???”.
“……..chingas a tu madre pelaná.”.
“chingas a la tuya…..pelaná tu.”
Y pendejeando amigablemente el uno con el otro se perdieron en la distancia…
Ahora si… FIN.
Próximamente
“ESTO ES PURA PELEA DE GALLOS”…..
Los últimos gallos y los últimos navajazos”.
(¡¡¡la misma madre, pero con gallos, ja ja ja, chingao!!!, si lo hace jolibud, yo por qué fregados no?, ja ja ja).
¡¡¡Mamá!!!, Mamá!!!.....
(OOOOTA, otro pinche mini epilogo).
¡¡¡Que quieres chamaco!!!
¡¡¡Cuando yo sea grande voy a ser torero!!!
¡¡¡Chingas a tu madre pinche rapazuelo pendejo!!!, si sabes que al que piensa eso, o empieza a practicar los pases, se le muere su mamá?, me quieres ver muerta rechingado chamaco??? (ja ja ja, así dicen las madres yucatecas para que sus hijos abandonen la nefasta idea).
Ahora si…FIN.
AGRADECIMIENTO A TAUROMAQUIA.JCYL.ES POR SU MAGNIFICO GLOSARIO.
ESTO ES PURA TAUROMAQUIA…..
El último toro, el ultimo torero y la última lluvia de sombreros.
Es el año de gracia del 2042.
Las desgracias quedaron atrás, se supo cuál era el problema, se solucionó y se castigó a los culpables, y todo el mundo feliz, pero con la revolución causada por el bicho, hubo un cambio de conciencia, ya cada vez menos gente es propensa a la crueldad, hacia sus prójimos y hacia los animales, pero hay cosas, que, en el pasado, aun a costa del sacrificio de los animales, alcanzaron un esplendor y una gloria difíciles de explicar y entender, cosas que dentro de la barbarie, podían llevarte casi al éxtasis artístico, como la fiesta brava, por eso, las corridas de toros continuaban, pero de una manera muy especial, en algunos cosos taurinos de gran tradición a nivel mundial, las tardes de sol, eran aprovechadas para hacer exhibiciones de caballos y toros de lidia, reses bravas les llaman (claro!!!, esa raza es extraordinario, no porque ya no hay corridas de toros la vamos a extinguir, como que no es congruente no?), dentro de la plaza de toros, y al modo antiguo, esto es, sin climatizar como casi todo ahora, con el ambiente lleno de moscas y mosquitos, alguno que otro tábano, olor a estiércol y sudor y de tarde en tarde olor a tierra mojada, lo anterior se mezclaba con lo último en tecnología, un super sonido de altísima fidelidad, que a veces llenaba el ambiente de música o de los sonidos de la corrida, hasta el último rincón, un sistema de inyección de gases de aromas, que con una nube imperceptible, llenaba las células olfativas del respetable público, con olores de caballos, toros y sangre, y la joya de la tecnología, un sistema holográfico, que era solo una milésima de punto porcentual menos que la realidad, casi podías tocar las imágenes en el ruedo, todos esos factores, hacían que la gente de todos los países, viajaran a ver ese espectáculo, se reproducían corridas reales del pasado, remasterizadas y adaptadas al nuevo sistema, podías seleccionar una en especial y estudiar previamente su desarrollo y admirar a los artistas en acción, o podías seleccionar “modo aleatorio” y a disfrutar sin saber lo que podía pasar, tan asombroso espectáculo, solo era llevado a cabo en unas pocas plazas de toros, solo las de mayor tradición a nivel mundial, esta tristorieta ocurre, en…..
La Plaza de Toros Mérida, es considerada la capital del toreo del sureste de México. Construida por los hermanos Fernando y José Palomeque Pérez de Ermida, grandes aficionados y escrupulosos ganaderos, los hermanos Palomeque en el año de 1924 recibieron un juego de planos de la plaza de toros de Granada, España los cuales se entregaron al arquitecto Carlos Castillo Montes de Oca. La construcción, en la avenida “Reforma”, está hecha de mampostería, piedra con morteros de cal y cemento, arcos y trabes de bóveda catalana y sin utilizar acero de refuerzo, el coso de Reforma muestra hasta ahora la resistencia y solidez de la construcción a casi ciento trece (pa´l cruento, en realidad, noventa y dos) años de haber sido inaugurada. La plaza tiene una capacidad para 6.500 espectadores cómodamente sentados. La “primera piedra” se colocó en enero de 1925 y cuatro años después, el 27 de enero de 1929, abría sus puertas, ante un lleno, para celebrar el primer festejo taurino. (Wikipedia).
Esa tarde, 31 de diciembre, si, no es raro en estas latitudes que en pleno invierno haya un calor de la chingada, perdón, es decir, un típico calor de lo más álgido del verano, la arena estaba de bote en bote, le gente loca de la emoción…no, eso como que ya lo leí en “esto es pura lucha libre”, la afición estaba muy emocionada, estaba anunciada una corrida clásica de los años setenta del siglo pasado, acaecida en la monumental plaza de toros México, aunque, en la tablilla, había unas enigmáticas anotaciones. Plaza de toros: Mérida; ganadería: unión de ganaderos de reses bravas de Yucatán; 1, numero: 001; nombre: BOSHITO, nació: 12/38; capa: azabache; peso: 590
De repente, las puertas se cerraron y por el viejo sonido local, que lloraba por la inferioridad con el nuevo sonido digital, se escuchó, “no se alarmen, se cerraron las puertas porque ya no entra ni sale nadie, lo que van a presenciar, es histórico, y ya jamás volverá a suceder, espero lo disfruten”, a continuación, un grupo de músicos, si, músicos de a de veras, algunos tan viejos que parecía que estaban muertos, pero nadie se los había dicho, presurosos, tomaran su tradicional lugar, con sus instrumentos y empezaron a tocar un pasodoble clásico “la puerta grande”, al principio como que cada quien iba por su lado, más por nerviosismo por tocar de verdad ante más de seis mil gentes que por falta de práctica, pero ya luego se relajaron y estuvieron a la altura. En eso, y ante el asombro del público, que, extrañado por la notoria falta de calidad del sonido, pero con un peculiar jubilo, por sentir en los oídos, el pecho y la cara, las vibraciones de música de verdad, se abrió la puerta del coso, si, la misma por donde iniciaban las imágenes holográficas, ahora aparecían unos personajes de carne y hueso, sudando, medio borrosos por el polvo que soltaba el albero que los areneros acababan de poner.
el paseíllo.
Al compás de la música, el torilero abre las puertas e inicia un típico paseíllo, clásico, a la vieja usanza, no más que en vez de terna, solo hay un matador, el famosísimo y aún desconocido Jorge Luis Guerrero Mora “Er niño del zarz”, tiene pita de figura, pero nadie sabe su historial. todo luce esplendoroso, con un capote de paseo que parece que en vez de lentejuela tiene piedras preciosas, a pesar de tantos años en desuso, parece que fue ayer, que todos presurosos, hubieran dejado lustrosos sus trajes y arreos por la corrida del próximo domingo.
el torero.
El matador es un señor grande, casi un anciano, pero a través del traje de luces modesto pero que porta con gran garbo, se nota que está bien puesto de músculos y se nota que es un gran hidalgo, quien sabe cuándo tomó la alternativa, ni quien fue su padrino ni el testigo, hace ya tanto tiempo que eso no existe, a menos que…haya algo así como los caballeros Jedí, pero de la tauromaquia. ¿Quién sabe?, tiene una coleta, no muy grande, pero natural.
el toro.
Abre la plaza un burel magnifico. Aleonado, Acapachado. Aliñado, impecable, no está afeitado ni hambriento ni sediento, está en plena forma física. Azabache, astiblanco, de casi 600 kilogramos, y a pesar de su tamaño y peso, con una agilidad sorprendente, bien bragado, Nada abanto, aplomado. Sus astas llegaron bien protegidas con la funda, una bestia magnifica, y, sin embargo, con la mirada limpia de un héroe mitológico. Un toro de muy bella lamina. Apenas abrirse las puertas, sale con gran empuje y momentáneamente desconcertado, hace un pequeño alto cerca de las tablas y después inicia con una terrible acometida al bulto.
Con el capote. En el momento justo, el matador acorta el engaño, y da un pase afarolado y el toro se da la vuelta y ya no acomete, solo acude, es un toro listo, me quedo corto, es listísimo. Tan listo que, en una verónica, hace un extraño y empitona ligeramente el muslo derecho del matador, es apenas un hilo de sangre, lo asisten y le preguntan si quiere ir a la enfermería, pero a la vieja usanza, se arranca el corbatín, se faja la herida y aleja a gritos a todos, solo le dice a su asistente que rescató el capote de brega, que se lo dé, y vuelve a la pelea, ahora muestra su desprecio al toro y a la muerte con una fenomenal aragonesa, y se suceden los pases uno tras otro, hasta a capote vuelto, cada pase mejor que el anterior, o quizás solo igual, pero el momento es tan sublime y la memoria tan corta, ayuda mucho la nobleza del animal, que embiste como mandan los cánones, todo un mazapán, solo cuando hace un desplante el torero, como que pierde la cordura y le da un, dos, tres avisos, que hacen que las luces del traje se apaguen una a una, el torero parece no sentir dolor ni miedo, hasta que en un arriesgado pase, el toro lo levanta por la entrepierna y lo hace volar dando vueltas, tremenda zarandeada, y el torero, sin pensar que hubiera pasado en su taleguilla, si el arma del toro solo hubiera estado dos centímetros arriba, y sin mirarse la sangre ni la tierra, recupera el capote y sigue invitando al toro, el respetable público, está delirando.
Tercio de varas.
Una garrocha sin púa, así como el jinete usa espuelas sin acicate, el noble caballo, por instinto se apresta a pelear con el toro, no importándole el peso del jinete ni el peso y el estorbo de su armadura, el picador, aprieta al toro, pero solo es una espectacular e inútil lucha, solo le causa un poco de cansancio al burel. el toro da una acometida sobre el caballo, está muy enojado por las aclamaciones al torero y revuelca a caballo y a jinete, pero al verlos rodar por la arena y ver la dificultad del caballo por erguirse con tanto peso, se calma un poco, no ataca, ni hace caso de los trapos de los monosabio, ni siquiera derrama la vista, los deja ir, su objetivo…es el torero.
Tercio de banderillas.
La orquesta anuncia con música, como es tradición, que es el propio matador el que engalanará este tercio, recibe las banderillas y rompe el primer par sobre su rodilla izquierda, la sana, pero cosa extraña, tira a un lado los pedazos largos y con punta, va a banderillear muy peligrosamente, cita al toro y cuando este embiste, al topa carnero, con un quiebro le da un par de formidables golpes en el morrillo con los palos, hasta le tira la vistosa divisa, estos golpes, hacen bramar de dolor al animal, lo mismo sucede con el segundo par, y ya en el tercer par, el toro esta avisado, pero el torero es más astuto, ya sabe que su rival es de cuidado, no hace el ultimo quiebre y el toro se queda con un palmo de narices, ya que esperaba ese movimiento para empitonar de nuevo al torero, y por tercera vez bramó, pero esta vez, más de coraje que de dolor.
Tercio de la muerte.
Abanicando al toro. La afición esta vuelta loca, ante la destreza de la lidia y la fortaleza del matador y la nobleza y brutal condición física de la bestia, que no mengua sus acometidas ni un ápice, festeja cada adorno del diestro. Con verdadero arte, “er niño del zarz” conduce el toro a las afueras, en un movimiento suicida, ya que a fuerzas se tiene que arrimar al máximo, porque por un lado están las tablas y por otro lado están los cuernos del animal, , y el burladero parece a kilómetros de distancia, así que no le queda más remedio que ceñirse, ni hombre ni bestia piden ni dan cuartel, no hay corrida que se le compare, ya las fuerzas empiezan a faltar, por la batalla, la arena y el sol, queda puro arte, los pases se dan como en cámara lenta, parece una catedra para futuros toreros que jamás existirán, ni un solo trapazo, por fin, después de un magistral trasteo y sin desplantes (pues ya sabe que eso encabrona al toro), el matador hace una pausa para…
La hora de matar.
Escoge a la mujer más hermosa del tendido, y después de pedir permiso al presidente, brinda el toro y hacia atrás, le envía la montera, que es atrapada diestramente por la beldad, en señal de buen augurio.
El matador apresta el estoque.
Los ayudantes le proporcionan los trastos adecuados, esta extenuado y sangra por múltiples heridas en el torso y una en la pierna derecha, pero ya es hora de terminar tan magnifica tarea, el presidente se olvidó de agitar el pañuelo para sonar la alarma del aviso, de que el tiempo del tercio se había agotado y el timbalero que suena la alarma, nunca se atrevió a romper la magia de esa tarde, el burel, exactamente cuadrado en medio de la arena ve un poco desconcertado las maniobras del matador, y de repente cuando el acero apunta hacia él, y el ya confirmado “maestro” lo alegra, se da cuenta que su fin está cerca y una rabia inmensa crece dentro de él, y resopla, sacando humo por los ollares, y rasca la tierra con las pezuñas, y con un ligero retroceso, se apresta para la acometida final, en eso, para desconcierto de todos, el matador, gritando, tira a un lado el acero, al otro lado la muleta, se rasga la chaquetilla y la faja y con el torso desnudo se pone de hinojos frente a su enemigo y levanta la vista al cielo y cierra los ojos, ofrendando su vida en la última fiesta brava de verdad, su gran pasión, sin trampas, sin ventajas para nadie, el toro lo mira fijamente y negándose al impulso final, da un firme paso hacia adelante, los auxiliares, con el capote listo, están inmóviles, es tal la cercanía, que temen que un movimiento en falso haga que el toro empitone al matador, provocando con sus armas un desenlace fatal. El toro titubea un poco, en la arena no se oye nada, todo el mundo está quieto y algunos ni respiran, no es lo mismo una holograma, que el drama del hombre contra la bestia peleando por sus vidas y no es lo mismo ver morir a un ser humano que a un animal, todos tienen el alma en vilo, inesperadamente, el toro acorta la distancia y llega ante el auto humillado matador y en un noble gesto, empieza a lamer las heridas de su pecho, el público ruge, los auxiliares danzan alrededor, no sabemos si de alegría o por querer alejar al toro para que ya no sea peligro para el humano, pero no hay problema, en ese universo solo existen el hermano hombre, el hermano toro, el sol y la arena, el toro pega el testuz contra a frente del matador, que abre los ojos como despertando de un sueño, él le susurra algo al oído del toro y este brama suavemente, y en una comunicación que solo ellos entienden, se perdonan por las heridas y se felicitan por haber sido rivales tan formidables, el público es solo una horda de locos, unos pidiendo muerte, otros pidiendo indulto y tirando sombreros, que nadie sabe de dónde salen tantos, no es una lluvia, una tormenta de sombreros, usía a pesar de su colmillo, desmayado por la emocion, y los músicos, al borde del llanto tocando magistralmente una melodía, toro y torero se levantan y sin hacer caso de nadie, como viejos amigos, se dirigen en silencio hacia los toriles.
FIN………
EPILOGO.
“Oye toro”.
“ajá”.
“ahora que somos cuates…te puedo decir algo aquí en corto, sin que te encabrones?”.
“sí, que pedo, suéltalo”.
“BUEY!!!!!, te perdoné la vida cabrón!!!”.
“buey tu santo, no mames!!!, yo te perdoné más, mira como quedaste!!!, o qué?, ¿¿¿de verdad crees que fallé tantas veces???”.
“……..chingas a tu madre pelaná.”.
“chingas a la tuya…..pelaná tu.”
Y pendejeando amigablemente el uno con el otro se perdieron en la distancia…
Ahora si… FIN.
Próximamente
“ESTO ES PURA PELEA DE GALLOS”…..
Los últimos gallos y los últimos navajazos”.
(¡¡¡la misma madre, pero con gallos, ja ja ja, chingao!!!, si lo hace jolibud, yo por qué fregados no?, ja ja ja).
¡¡¡Mamá!!!, Mamá!!!.....
(OOOOTA, otro pinche mini epilogo).
¡¡¡Que quieres chamaco!!!
¡¡¡Cuando yo sea grande voy a ser torero!!!
¡¡¡Chingas a tu madre pinche rapazuelo pendejo!!!, si sabes que al que piensa eso, o empieza a practicar los pases, se le muere su mamá?, me quieres ver muerta rechingado chamaco??? (ja ja ja, así dicen las madres yucatecas para que sus hijos abandonen la nefasta idea).
Ahora si…FIN.
AGRADECIMIENTO A TAUROMAQUIA.JCYL.ES POR SU MAGNIFICO GLOSARIO.
