carlos martin mendoz
Miembro de la Vieja Guardia
causado en mis hijos , entonces pequeños, la trágica muerte de su tío.
Fuimos a recogerlo a casa de mi madre, nos lo entregó mi hermana, ambas ya no están con nosotros, ambas amaron por igual a sus perros y gatos.
Mis hijos se enamoraron de aquella blanca bolita de pelo, lo llevamos a casa, por un tiempo reinó sólo en su patio, muchas veces ayudó a cazar ratas, muchas veces me acompañó en la madrugada cuando me preparaba para irme a andar en bicicleta o de cacería.
Luego le llegó un compañero, el primer Blade un pastor australiano, de inmediato se hicieron compañeros y amigos, al grado que cuando Blade se fue freeskeet se deprimió tanto que se enfermó por no comer.
A mimos y tacos de carne a asada lo animamos.
Cuando nos cambiamos de casa ya tenía como unos doce años , sufrió mucho para acostumbrarse, de pronto había perdido su patio, sus árboles , sus huesos enterrados, mi esposa pasó más de una noche acompañándolo, diciéndole que estaba en su nueva casa.
Pasó el tiempo y trajimos a un nuevo Blade, Freeskeet era muy viejo ya y nunca aceptó al cachorro, jamás se llevaron bien.
Mi viejo perro estaba ciego, apenas se mantenía en pie y estaba lleno de tumores. En diciembre la veterinaria recomendó que lo durmieramos. Pospusimos está decisión, pensamos que lo hariamos en las vacaciones, pareció recuperarse, empezó a caminar un poco más, dejó de aullar lastimeramente, un día que dejamos la puerta abierta agarró valor y fuerza y salió de casa y tomó el sol en la banqueta.
Hace días mi mujer descubrió que tenía un nuevo tumor en el cuello,enorme, al grado que le enchuecaba un poco la mandíbula y le dificultaba tragar, decidimos que era necesario ya ponerlo a descansar.
Esa noche mi esposa lo bañó con agua tibia, lo estuvo viendo, por la mañana le puso uno de sus sweaters limpios y lo llevamos a la veterinaria, se iba quejándo despacito.
lo dejamos ahí nos despedimos.
Hoy le escribo esto como despedida , tributo y agradecimiento por todo lo que fue para mí y mi familia.
Fuimos a recogerlo a casa de mi madre, nos lo entregó mi hermana, ambas ya no están con nosotros, ambas amaron por igual a sus perros y gatos.
Mis hijos se enamoraron de aquella blanca bolita de pelo, lo llevamos a casa, por un tiempo reinó sólo en su patio, muchas veces ayudó a cazar ratas, muchas veces me acompañó en la madrugada cuando me preparaba para irme a andar en bicicleta o de cacería.
Luego le llegó un compañero, el primer Blade un pastor australiano, de inmediato se hicieron compañeros y amigos, al grado que cuando Blade se fue freeskeet se deprimió tanto que se enfermó por no comer.
A mimos y tacos de carne a asada lo animamos.
Cuando nos cambiamos de casa ya tenía como unos doce años , sufrió mucho para acostumbrarse, de pronto había perdido su patio, sus árboles , sus huesos enterrados, mi esposa pasó más de una noche acompañándolo, diciéndole que estaba en su nueva casa.
Pasó el tiempo y trajimos a un nuevo Blade, Freeskeet era muy viejo ya y nunca aceptó al cachorro, jamás se llevaron bien.
Mi viejo perro estaba ciego, apenas se mantenía en pie y estaba lleno de tumores. En diciembre la veterinaria recomendó que lo durmieramos. Pospusimos está decisión, pensamos que lo hariamos en las vacaciones, pareció recuperarse, empezó a caminar un poco más, dejó de aullar lastimeramente, un día que dejamos la puerta abierta agarró valor y fuerza y salió de casa y tomó el sol en la banqueta.
Hace días mi mujer descubrió que tenía un nuevo tumor en el cuello,enorme, al grado que le enchuecaba un poco la mandíbula y le dificultaba tragar, decidimos que era necesario ya ponerlo a descansar.
Esa noche mi esposa lo bañó con agua tibia, lo estuvo viendo, por la mañana le puso uno de sus sweaters limpios y lo llevamos a la veterinaria, se iba quejándo despacito.
lo dejamos ahí nos despedimos.
Hoy le escribo esto como despedida , tributo y agradecimiento por todo lo que fue para mí y mi familia.