OJO DE HALCON
Miembro de la Vieja Guardia
Hola y Adiós,,,
La noche anterior había sido lluviosa, húmeda al máximo, había caído un torrencial aguacero, de aquellos que no se ven a diario,,, "llovieron peje lagartos", dirían mis parientes tabasqueños.
Pero el amanecer de este día especial, era de un nivel más allá de lo divino, con un cielo aborregado, con tintes rojizos, que matizaban el esplendor del mes de noviembre, como el mes del clima más agradable, y de los amaneceres más hermosos en tierras mayas.
El marco era perfecto para esta primera palomeada de la temporada, las grises aves estaban ya crecidas, volaban abundantemente en los cielos azules del Mayab, donde transitaban con descaro y despreocupadas al dejarse sentir lo primeros rayos del astro supremo sobre la fina niebla que cubría los montes míticos del territorio de Kukulcan.
La cita era conmigo mismo, era una salida solitaria, para tantear el terreno de caza, donde la temporada pasada hubo ausencia notable de ala blanca, por alguna razón que aún no termino de entender, las ala blanca abundaron en otras granjas, pero en los alrededores de nuestro tradicional coto de caza, el año pasado fue poco nutrido, lo que le dio un especial sabor a cada ala blanca lograda en las monteadas, que se convirtieron en largas caminatas en los montes ejidales de la zona del cenote del pueblo, donde una granja cercana, hace de imán para atraer a las aladas presas.
Al llegar a las cercanías del cenote, los rayos de sol, ya dominaban la mañana, y las palomas posadas y volando por el camino, auguraban un buen juego de ir y venir de estas aves, y al parecer sería solo esperando, sin tener que caminar kilómetros por el monte buscando algunas aladas.
Al llegar, los árboles estaban repletos de ala blanca, que buscando las alturas de las copas, secaban su plumaje renovado, pues al volar por los cielos con tanta humedad, era inevitable mojar sus grises trajes de gala.
Llegué con sigilo, con la experiencia de los años, buscando sacar provecho a la sorpresiva entrada, y al silencioso trinar de mi rifle español Cometa Lynx 4.5, el cual cargado con plomos alemanes field target trophy , no esperaba agarrar prisioneros, estaba más bien para volar cabezas, y quebrar pescuezos.
La efectividad de mi equipo, no se hizo esperar, en la primera escaramuza, ya tenía 7 emplumadas en mi morral, y tan solo había atacado dos árboles de Pich de los 4 que rodean el cenote.
Busqué sentarme en un punto entre las mojadas hierbas, donde pudiera dominar a 30 o 35 mts. unos 4 árboles de buena altura, pues había notado que las emplumabas buscaban las copas de altura para secar su plumaje al exponerse a los rayos del sol naciente.
No se hicieron esperar, llegaron por parvadas a los árboles de mis dominios, ignorando mi posición, haciendo evidente el buen funcionamiento de mi traje camo.
Mi Lynx, haciendo lo que sabe, y para lo que fue diseñado, el cometa, con lente nikkon de 10 poderes, solo me dejó fallar unos cuantos tiros, que por mí ya mermada puntería, era inevitable el perdonar a algunas aladas presas.
Seguían llegando, y seguían cayendo como ladrillos al vacío obscuro del fondo de mi morral ensangrentado, una más, otra más, habían en abundancia, y llegaban en lapsos cortos, apenas dejándome recargar el sistema rotativo de mi rifle europeo.
Cuando el reloj marcaba las 9 am. ya contaba 35 aladas en mi poder, cansado de ir y venir para cobrar, sudado hasta los calzones, ya no quería más, solo quería regodearme en los lances y disfrutar de este sublime momento que solo un cazador entiende a cabalidad, sonrisa en los labios, el cuerpo sudado, el rifle vacío, la bolsa llena de presas, un ánimo renovado, y la esperanza de que este año habrá buen juego en mi coto de caza, que el año pasado lloró por el abandono y por las escasas visitas de sus consentidos cazadores airguneros, a los que les parecen sonreír los grandes árboles en cada visita de la temporada de ala blanca.
Hola, y adiós.
Esta fue una tirada solitaria, sin apuestas, sin apuros, solo disfrutando al máximo el ambiente, y el buen juego de los grandes Piches.
Ya contaremos las próximas tiradas de esta naciente temporada, en los montes míticos del Mayab.
Ojo de Halcón,,,
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La noche anterior había sido lluviosa, húmeda al máximo, había caído un torrencial aguacero, de aquellos que no se ven a diario,,, "llovieron peje lagartos", dirían mis parientes tabasqueños.
Pero el amanecer de este día especial, era de un nivel más allá de lo divino, con un cielo aborregado, con tintes rojizos, que matizaban el esplendor del mes de noviembre, como el mes del clima más agradable, y de los amaneceres más hermosos en tierras mayas.
El marco era perfecto para esta primera palomeada de la temporada, las grises aves estaban ya crecidas, volaban abundantemente en los cielos azules del Mayab, donde transitaban con descaro y despreocupadas al dejarse sentir lo primeros rayos del astro supremo sobre la fina niebla que cubría los montes míticos del territorio de Kukulcan.
La cita era conmigo mismo, era una salida solitaria, para tantear el terreno de caza, donde la temporada pasada hubo ausencia notable de ala blanca, por alguna razón que aún no termino de entender, las ala blanca abundaron en otras granjas, pero en los alrededores de nuestro tradicional coto de caza, el año pasado fue poco nutrido, lo que le dio un especial sabor a cada ala blanca lograda en las monteadas, que se convirtieron en largas caminatas en los montes ejidales de la zona del cenote del pueblo, donde una granja cercana, hace de imán para atraer a las aladas presas.
Al llegar a las cercanías del cenote, los rayos de sol, ya dominaban la mañana, y las palomas posadas y volando por el camino, auguraban un buen juego de ir y venir de estas aves, y al parecer sería solo esperando, sin tener que caminar kilómetros por el monte buscando algunas aladas.
Al llegar, los árboles estaban repletos de ala blanca, que buscando las alturas de las copas, secaban su plumaje renovado, pues al volar por los cielos con tanta humedad, era inevitable mojar sus grises trajes de gala.
Llegué con sigilo, con la experiencia de los años, buscando sacar provecho a la sorpresiva entrada, y al silencioso trinar de mi rifle español Cometa Lynx 4.5, el cual cargado con plomos alemanes field target trophy , no esperaba agarrar prisioneros, estaba más bien para volar cabezas, y quebrar pescuezos.
La efectividad de mi equipo, no se hizo esperar, en la primera escaramuza, ya tenía 7 emplumadas en mi morral, y tan solo había atacado dos árboles de Pich de los 4 que rodean el cenote.
Busqué sentarme en un punto entre las mojadas hierbas, donde pudiera dominar a 30 o 35 mts. unos 4 árboles de buena altura, pues había notado que las emplumabas buscaban las copas de altura para secar su plumaje al exponerse a los rayos del sol naciente.
No se hicieron esperar, llegaron por parvadas a los árboles de mis dominios, ignorando mi posición, haciendo evidente el buen funcionamiento de mi traje camo.
Mi Lynx, haciendo lo que sabe, y para lo que fue diseñado, el cometa, con lente nikkon de 10 poderes, solo me dejó fallar unos cuantos tiros, que por mí ya mermada puntería, era inevitable el perdonar a algunas aladas presas.
Seguían llegando, y seguían cayendo como ladrillos al vacío obscuro del fondo de mi morral ensangrentado, una más, otra más, habían en abundancia, y llegaban en lapsos cortos, apenas dejándome recargar el sistema rotativo de mi rifle europeo.
Cuando el reloj marcaba las 9 am. ya contaba 35 aladas en mi poder, cansado de ir y venir para cobrar, sudado hasta los calzones, ya no quería más, solo quería regodearme en los lances y disfrutar de este sublime momento que solo un cazador entiende a cabalidad, sonrisa en los labios, el cuerpo sudado, el rifle vacío, la bolsa llena de presas, un ánimo renovado, y la esperanza de que este año habrá buen juego en mi coto de caza, que el año pasado lloró por el abandono y por las escasas visitas de sus consentidos cazadores airguneros, a los que les parecen sonreír los grandes árboles en cada visita de la temporada de ala blanca.
Hola, y adiós.
Esta fue una tirada solitaria, sin apuestas, sin apuros, solo disfrutando al máximo el ambiente, y el buen juego de los grandes Piches.
Ya contaremos las próximas tiradas de esta naciente temporada, en los montes míticos del Mayab.
Ojo de Halcón,,,
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