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sabian la historia de don alejo garza

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Cerrado para nuevas respuestas.
Alguien sabe q calibres y tipos de armas utilizó, he buscado pero sólo dicen q "armas de caza"
 
hombre de verdad que no se dejo amedrentar y les puso cara a los ojetes mariguanos.
hombre de verdad, y no los pedazos de animal cobardes, en su gran mayoria,que habitan hoy este pais.
 
ya habia visto hace tiempo esta asaña de el una flor donde este alla arriba....aca en su tierra paso algo parecido..un canijo, llego asaltar..y pacatelas que saca su 380 registrada ..salio hullendo gritando el rata....30 mts..alli quedo...y no hubo pedo con las autoridades...aqui anda el señor..en guadalajara al señor pellegrini en su joyeria igual pero el saco un escopeton y riacatelas...y tampoco hubo pedo...es defenza propia....ay vamos poco a poco..
 
Pos si esta bien repetido.
Cuando paso en la pagina nomas se hablo de eso, y salieron como 5-8 temas.
Incluso lo comentamos tanto que la Administracion nos dijo que ya le pararamos, a peticion de la familia, que ya no queria tanta atencion y temia represalias.

Aun asi, que bueno que lo sube. Esa es una historia que NUNCA debemos olvidar: que un hombre de HONOR vale mas que 100 de los cobardes excrementos con patas que se llaman sicarios

Un saludo a ese hombre, que ya se hizo inmortal.:patriota:
 
Última edición:
Ese Don si fue un hombre de verdad...ahora puros Juan Gabrieles y Rickys Martins :(
 
Mi respeto para Don Alejo, que puso el ejemplo de como se debe de vivir con dignidad.


BOOKER
 
Si recuerdo mal, nos habian pedido por respeto o por seguridad cerrar el tema.
Todo esto se comento ampliamente en su momento.
Saludos.
 
pues así es compañeros
solo quería saber si ya conocían la historia de este gran hombre
que hoy vive en nuestras memorias
y nos a esperanzas
y valor para confrontar a nuestros enemigos sean quien sean

bueno

entonces esta repetido el tema


moderador favor de cerrar el post


gracias
 
por eso lo puse en mi firma nunca lo voy a olvidar no lo conosi pero con lo que hiso se gano mi total respeto y admiracion
 
pues así es compañeros
solo quería saber si ya conocían la historia de este gran hombre
que hoy vive en nuestras memorias
y nos a esperanzas
y valor para confrontar a nuestros enemigos sean quien sean

bueno

entonces esta repetido el tema


moderador favor de cerrar el post


gracias

De hecho, a mi me gustaria que no lo cerraran. Creo que ya se han enfriado un poco las cosas.
Y si todavia queda un Mexicano que no haya oido esta historia, DEBE de conocerla.

Saludos.
 
Por lo pronto, quiero poner el articulo de ARTURO PEREZ-REVERTE (para el que no lo conoce, uno de los escritores mas leidos de España, ex corresponsal de Guerra, y miembro de la Real Academia de la Lengua). Salio publicado el año pasado en El Pais (diario español), por lo que a lo mejor tiene muchos modismo españoles. pero igualmente se entiende y se disfruta.

[h=2]Don Alejo Garza

Arturo Pérez-Reverte

[/h]
2011-03-06 • Se llamaba Alejo Garza Tamez y era empresario maderero. Nadie le había regalado nada: cuanto tenía lo ganó con sudor y trabajo.

Hay un episodio reciente que ha pasado inadvertido para la mayor parte de los medios de comunicación españoles. Quizá porque no es modelo de mansedumbre y buen rollito, y resulta socialmente incorrecto al haber pistolas, escopetas y toda clase de armas de por medio. Y en este país imbécil que habitamos y que nos habita, de ahí a llamarle ultraviolento y facha —etiqueta adhesiva polivalente— a su protagonista, incluso a quien se refiera a él, hay menos que el canto de un euro. Pero me importa un carajo. Como decía mi abuelo, hay cosas que alientan la virtud, o al menos cierta clase de ella, aunque no se trate de la que anda al uso. Así que, bueno. Quien sepa ver virtudes en esta historia, que las aproveche. Y el que no, pues oigan. Que le vayan dando. Por saco.

Se llamaba Alejo Garza Tamez, tenía 77 años y era empresario maderero con rancho en Tamaulipas, México. Nadie le había regalado nada: llevaba toda la vida trabajando, y cuanto tenía lo ganó con sudor y trabajo. Aficionado a la caza y la charla con los amigos, era respetado por sus vecinos; de esos hombres cuyo apretón de manos y palabra valen más que un contrato firmado. Su desgracia fue que, en los últimos tiempos, Tamaulipas, como buena parte de México, se ha convertido en territorio comanche: narcos hasta en la sopa. Y hace dos meses, el sábado 13 de noviembre, con precisión de corrido de los Tigres del Norte, los sicarios del cártel de allí fueron a decirle muy gallitos que ahuecara. Que su propiedad les interesaba, y que debía arreglarse con ellos. Veinticuatro horas para pensarlo, dijeron. Luego aténgase a las consecuencias. Que, tal como andan las cosas en esa tierra, se resumían en una: velatorio con cuatro cirios encendidos en las esquinas y ataúd en medio. El suyo.


Don Alejo se lo pensó, en efecto. Con casi ochenta tacos de almanaque, concluyó, lo mío anda más que amortizado. Se le hacía cuesta arriba cambiar de rancho, a su edad. Así que, parafraseando a Cervantes, se dijo aquello de balas tengo, lo demás Dios lo remedie. Hasta aquí hemos llegado. Reunió a los trabajadores del rancho, les pagó lo que les debía, y ordenó que al día siguiente no fuese ninguno a trabajar. Quiero estar solo, dijo. Luego hizo recuento de armas y municiones —ya he dicho que era cazador— y pasó el resto del día en preparar la casa para su defensa, poniendo barricadas en las puertas y disponiendo escopetas y cartuchos para disparar en cada ventana. La noche fue larga, de poco sueño y mucha alerta, atento a cualquier ruido exterior. Supongo que se quitaría el frío con una botella de tequila y mataría las horas con cigarrillos. Tal vez había dejado el tabaco años atrás, por la salud, y volvió a fumar esa noche.

Es así como imagino a don Alejo: sentado en la oscuridad con un rifle semiautomático entre las piernas, los bolsillos llenos de cartuchos, un tequila en una mano y la brasa roja de un cigarrillo en los labios, entornados los ojos para escudriñar la noche, atento a los sonidos del exterior. Recordando a ratos su vida. Esperando.


A las cuatro de la madrugada sonaron motores. Bajando de varias camionetas, armados hasta los dientes con fusiles de asalto y muy seguros de sí, como suelen, una veintena de sicarios se encaminó a la casa, gritando que tomaban posesión del rancho. Que todo el mundo saliese afuera, con las manos en alto. Entonces, en el interior, don Alejo apuró el tequila, apagó el último pitillo con el tacón de sus botas de piel de iguana y empezó a pegar tiros.


Fue un verdadero combate, largo e intenso. Hasta granadas usaron. Desde los ranchos cercanos se oyó mucho rato el crepitar de las balas y el retumbar de las explosiones. Don Alejo vendía cara su veterana piel. Y cuando a la mañana siguiente tropas de la Marina mexicana llegaron al lugar, aquello parecía un campo de batalla. La casa todavía olía a pólvora, acribillada por centenares de disparos e impactos de granadas. El interior, destrozado a tiros, se veía alfombrado de casquillos de bala disparados por don Alejo; que yacía muerto junto a una ventana, con el rifle todavía cerca. Se había llevado por delante a cuatro gatilleros, cuyos cadáveres estaban tirados delante de la casa. Dos sicarios más, gravemente heridos, a los que sus compañeros habían dejado atrás por creerlos muertos como los otros, vivieron lo suficiente para contar la historia. El viejo peleó como una fiera, dijo uno. Hasta el último cartucho.


Colorín, colorado. Ésta es la vida y la muerte, real como la vida y como México mismo, de don Alejo Garza Tamez. Si el ejemplo es edificante o no, allá cada cual con lo que entienda. Yo me limito a contar la historia de un abuelete de Tamaulipas a quien los poderosos —los narcos, en su caso— dijeron que se hincara de rodillas, y no quiso. Le daba pereza.
 
El sabe muy bien de lo que habla y dice, ademas de tener el valor de decir y escribir lo que el piensa, a pesar de que no sea políticamente correcto (terminología aplicada por los nuevos dueños del poder, o mejor conocidos como poderes políticos, con la única finalidad de hacer valer su voluntad ,a costa de calificativos surrealistas implantados en el subconsciente de los gobernados ); se puede decir que es un persona que escribe , hace y dice lo que el considera debe hacer, y no lo que quisieran que escribiera, hiciera o dijera.
 
esos cobardes mequetrefes pensaban encontrar a un gatito y se toparon con un LEÒN
 
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