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Siempre hay que darse tiempo (NO DEJEN DE VERLO)

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Percepción, gusto y prioridades:

18 Febrero 2012

Un hombre se sentó en una estación de metro en Washington DC y comenzó a tocar el violín, era una fría mañana de enero.
Interpretó seis piezas de Bach durante unos 45 minutos. Durante ese tiempo, ya que era hora pico, se calcula que 1,100 personas pasaron por la estación, la mayoría de ellos en su camino al trabajo.

Tres minutos pasaron, y un hombre de mediana edad se dio cuenta de que había un músico tocando. Disminuyó el paso y se detuvo por unos segundos, y luego se apresuró a cumplir con su horario.

Un minuto más tarde, el violinista recibió su primer dólar de propina: una mujer arrojó el dinero en la caja y sin parar siguió caminando.

Unos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escucharlo, pero el hombre miró su reloj y comenzó a caminar de nuevo. Es evidente que se le hizo tarde para el trabajo.

El que puso mayor atención fue un niño de 3 años. Su madre le apresuró, pero el chico se detuvo a mirar al violinista. Por último, la madre le empuja duro, y el niño siguió caminando, volviendo la cabeza todo el tiempo. Esta acción fue repetida por varios otros niños. Todos sus padres, sin excepción, los forzaron a seguir adelante.

En los 45 minutos que el músico tocó, sólo 6 personas se detuvieron y permanecieron por un tiempo. Alrededor de 20 personas le dieron dinero, pero siguieron caminando a su ritmo normal. Se recaudó $ 32.
Cuando terminó de tocar y el silencio se hizo cargo, nadie se dio cuenta. Nadie aplaudió, ni hubo ningún reconocimiento.

Nadie lo sabía, pero el violinista era Joshua Bell, uno de los músicos más talentosos del mundo. Él había interpretado sólo una de las piezas más complejas jamás escritas, en un violín por valor de 3,5 millones de dólares.

Dos días antes de su forma de tocar en el metro, Joshua Bell agotó en un teatro en Boston, donde los asientos tuvieron un promedio de $100.

Esta es una historia real. Joshua Bell tocando incógnito en la estación de metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de la gente. Las líneas generales fueron los siguientes: en un entorno común a una hora inapropiada: ¿Percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?

Una de las posibles conclusiones de esta experiencia podrían ser:

Si no tenemos un momento para detenernos y escuchar a uno de los mejores músicos del mundo tocando la mejor música jamás escrita, ¿cuántas otras cosas nos estamos perdiendo? Hay que recordar que es lo que estimula el deseo de vivir en el humano: la belleza





SALUDOS Y ESPERO LES GUSTE
 
Muy cierto compañero, en la actualidad no nos preocupamos por las cosas bellas y hermosas, ahora solo nos preocupa hacer todo rapido para hacer dinero o tratar de hacer de todo sin que podamos hacer algo bien, muchas personas hemos perdido mucha sensibilidad, no nos tomamos un momento siquiera para jugar con nuestros hijos por que siempre estamos ocupados, no podemos llevar al cine a nuestra pareja por que no tenemos tiempo, como siempre pretextos.....

Buena reflexion, compañero gracias por compartirla
 
Que bueno que les gusto y nos sirva para darnos un momento de ves en cuando y apreciar las cosas maravillosas que hay y que nos perdemos por "ESTAR OCUPADOS"

SALUDOS COMPAÑEROS
 
Me recordo la ocasion que un muchacho en el centro estaba tocando el violín enfrente de la catedral, toco piezas de vivaldi, de mozart, y un vals de strauss... y mi mujer y yo fuimos los unicos que nos detuvimos a escucharlo.. nunca volvi a verlo. Imagino que no gano lo suficiente, pero para mi gusto, tocó muy bien.. Y le comente a mi mujer que que lástima que nadie se tomara el tiempo para apreciar eso.
 
Pues a mí me recordó una anécdota de la familia que a continuación les relatare.

Quisiera aclarar que lo que me recordó dicha anécdota es el hecho de que estén involucrados un violín y obviamente un violinista.

La cosa es que un primo de mi abuelo fue director de orquesta, y llegó a tener cierto renombre en Europa, se llamaba Moises Alatorre, y en una ocasión estando en una fiesta en Autlán, de donde eran originarios, la concurrencia le pidió a don Moises que tocara algo y así lo hizo, sacó su pañuelo y se lo puso en el hombro y apoyó su precioso violín y deleitó a los presentes, pero en esa fiesta también se encontraba un señor que tocaba el violín para ganarse la vida o los tragos, y con su violín raspado por los borrachazos tocó una pieza también y cuál va siendo la sorpresa que la interpretación de don Moises fué superada por la interpretación de Ramoncito (y eso que ya estaba amorcillado por el alcohol), y fue un hecho muy sonado, no se si en el pueblo, pero si en la familia, y esto prueba que no necesariamente los mejores talentos están dando conciertos, muchas veces están en la calle ganándose la vida porque no tuvieron o no aprovecharon o no buscaron la oportunidad de sobresalir.
 
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