Sencillamente soy siluetero…
siempre fui aquella persona que desde chico acompañó a su padre con su 30.06 para participar como hijo, compañero, amigo y pariente de tiro, en las oportunidades locales y algunas foraneas que con el seguimiento del calendario de “voces” se van presentando; sumadas todas, que con el andar de los balcones, se suman, para que de forma “transgeneracional” se acumulen en el patrimonio del “participar” y, conjuguemos el decidir invertir nuestro tiempo, recurso y, en muchas ocasiones… nuestra identidad como protagonistas de nuestro deporte para que, en circunstancias propias, se nos llene un espacio de logro, meta, satisfacción como aficionado, tirador, ó, protagonista del espacio que como sucesor, debemos pagar al heredar los fierros del señor padre y, cometer la imprudencia de intentar ocupar su espacio con su nombre, grupo y “parado” en el balcón.
Todo es un fin cuando obtienes en “casa” un lugar en el podium para ver tu esfuerzo y compromiso de resultado en uno, dos y/o tres balcones en general.
Nuestra afición es vulnerada ante controles administrativos, vanalidades de consumo, posibilidades económicas, entre otras, que nos llevan al máximo de exigencia para que, como silueteros, demos el todo, silueta por silueta, para obtener la compensación que como heredero de prestigio, coach, o filial de balcón, arranquemos para lo que como gusto, disciplina ó “hobbie” tengamos para nuestros mejores fines de semana que, particularmente, son de tiro.
Me duele la opinión de los malos perdedores, la crítica de la vanidad y, sobre todo, la insoportabilidad de la derrota de los vencidos, en su zona de confort que se llama costumbre o nostalgia en su caminar de desempeño del día de hoy o de los “ayeres” aún, por más cercanos que estén, ya fueron.
Hoy aprendí, a bien seguir a mi silueta, a ser por más malo que sea en resultado, un buen competidor, a ser, con mal sabor de boca, el ganador de mi serie y, que por mejor amigo de tiro que sea, seré calificado como el ganador más corroído por la envidia por haber triunfado.
Me quedo con la satisfacción de armar mis tiros, con el tiempo invertido de intentar agradar a mis semejantes, con la similutud de aportar, con la atención de coachear y con la intención de hacer mejor mi rutina, silueta tras silueta.
El día de hoy me quedo con mis resultados, mis errores y aciertos, con mis trofeos e insatisfacciones que todos conocemos en el camino de la competencia, pero, sobradamente, les dejo sus comentarios que me califican como una persona fuera de lugar por hacer mi esfuerzo por tirar con algo mejor, por defenderme de mis rivales que no se acostumbran a que en esta ocasión, hubo alguien mejor que ellos; dios acompañe a aquellos que gozan más el desempeño de cada silueta que el resultado global, a aquellos que disfrutan el deporte del tiro por su protagonismo más que por su participación.
No somos vanidosos, pero ganamos y merecemos el reconocimiento de nuestro aplauso mucho más, que el abrazo de sus complejos.
¡¡¡¡ viva el tiro señores !!!
Lic. Anibal alcocer
