hace tiempo ya lo había posteado, habla de las armas utilizadas por los asesinos de Villa en Parral.
El armamento de los asesinos, tomado del libro "YO MATÉ A VILLA" escrito por Víctor Ceja Reyes, basado en entrevistas a los 3 sobrevivientes de los 9 tiradores, ya 37 años después de los hechos (el libro salió en 1960).
Con todo y hueva....lo transcribiré tal y como está:
"Jesús Salas Barraza, disponía de un rifle automático, un Winchester 73, ochavado, según otra versión al respecto, para precisar mejor el arma y una pistola calibre .45.
Melitón Lozoya: rifle automático y pistola calibre .45.
Román Guerra: un rifle 30-40 y pistola .45, como las de sus compañeros mencionados.
Juán López Sáenz Pardo: un rifle 30-40 y una pistola calibre .45.
José Sáenz Pardo, para no ser menos: rifle 30-40 y una pistola calibre .45.
José Guerra: rifle calibre 30-30 y una pistola 32-20.
José Barraza: rifle 30-30 y una pistola de cañón corto, es decir, "chata", calibre .44.
Librado Martínez: rifle 30-40 y una pistola colt especial
Por último, para Ruperto Vera, el jovenzuelo del grupo, pero muy decidido: rifle 30-30 y pistola .44, de cañón largo, o de tiro alto."
Aclarando, en el caso de las pistolas .45, hay un reporte de la comisión encargada de investigar el caso, dice claramente en un párrafo donde describen los preparativos con que fueron dotados los asesinos: "...parque excelente (calibre especial expansivo y 45 de pistola automática)."
Ahora, cuando Librado Martínez acompaña al autor del libro al sitio de los hechos para describirle los acontecimientos, le narra lo hecho por Villa al momento de los disparos, también agregaré otros párrafos por considerarlos interesantes:
"Volviendo al relato de Librado cabe mencionar que por primera vez narra algo que se antoja novelesco, parte de una vinta cinematográfica, pero sus palabras son sus palabras y él, no hay que olvidarlo fue protagonista del trágico lance:
-¡Ya muerto Villa, mató a Román!
Explica ante la incredulidad:
-Si, mire usted; Villa alcanzó a sacar la pistola y no hizo más que un solo disparo, uno solo, pero le tocó a Román en el mero corazón, luego abrió la mano en los estertores de la muerte, dejando caer la pistola; fue la última bala.
Uno se imagina que fue en las convulsiones finales y el tiro se produjo en la última contracción muscular en circustancias que se grabaron para siempre en la retentiva de este hombre que ha hecho revelaciones sensacionales sobre la muerte del guerrillero.
- Por eso le digo que ya muerto Villa mató a Román, Este se puso así en la puerta del cuarto, con las manos en el marco; era muy entero....¡y le tocó!"
" Disparamos todos; el coche pegó primero contra un arbolito que había frente a los cuartos y luego rebotó para irse para adelante, pero así, ya nomás haciendo ui-ui-ui-ui-ui y quedó contra un fresno. Yo me senté en el quicio de la puerta para apoyarme mejor y entonces uno de éllos -se refiere a la gente de Villa- me hizo tragar tierra; la bala pegó arribita de mí; aquél, ya herido, nomás volvió el rifle por encima del hombro, hacia atrás...."
"-Descargué el rifle dos veces; la carga es de seis tiros, y luego sacudí la pistola tres ocasiones, a siete tiros por carga..."
"José Sáenz Pardo, José Barraza y Juán López Sáenz Pardo, se acercaron al coche y poniendo un pie adelante, sacudieron sus pistolas; para que no quedara uno vivo, para que no fueran a revivir.
Prosigue Librado:
-Al acercarnos al coche, vimos unas bolsas de lona, y Ruperto Vara iba a agarrar una; yo me agaché a recoger la pistola de Villa, pues como habíamos quedado, sería para el que la tomara; estaba a unos centímetros de mi mano, cuando ordenó Melitón: "Ni una abuja"...,y nadie agarró nada.
Enfilaron rumbo a donde estaban los caballos, en el corral propiedad de los Gallardo y Corral Valles, allí por la Bajadita.
Sólo Librado Martinez se devolvió, entrando en el cuarto marcado con el número 9 de las calles de Gabino Barreda.
-Fui por unas trincheras de parque que habíamos dejado y por un rifle Springfield que me podía mucho, así, chaparrito, y al caminar hacia donde habíamos dejado los caballos, todavía alcancé a ver a "La Charra", bueno, a la querida de Villa, que iba llegando....Ninguno de nosotros salió corriendo, ¿para qué? Además todo estaba arreglado; no le temíamos a nadie."
Ahora, para que el cuero se les frunza, les pongo lo que narra Cardenas Ponce, el agente de inhumaciones que después de escuchar la balacera, acompaña al comandante de la policia Luciano Orduña, se encuentran a uno de los escoltas de Villa, Claro Hurtado:
-Al encontrarnos a Claro Hurtado, el comandante Orduña le preguntó: "Qué há pasado?". Claro le respondió quejándose, con voz apagada y con gran dificultad: "Pues nos asaltaron; mataron al jefe".
Claro Hurtado estaba sentado a la derecha del puente de Guanajuato, en un batientito; tenía ocho orificios de bala, algunos espantosos, pues el proyectil había hecho bárbaros destrozos, porque las balas expansivas provocan enormes agujeros.
Cardenas se estremece cuando lo recuerda y son sus palabras descriptivas y fuertes, por lo mismo que fueron originadas bajo el impacto del horror. La sangre y los cadaveres, con todo y ser algo común y vulgar para un agente de inhumaciones, lo sobrecogieron sobremanera.
-El pobre estaba muy mal herido; tenía ocho agujeros y cuando nos le acercamos, le dijo al comandante Orduña, con voz que se iba haciendo cada vez más apagada, se le iba por momentos y apenas si movia los labios, mientras en su cara se reflejaba una gran angustia y el claro asomo de la agonía; ya, de verdad, sin alientos para llevarse él mismo la pistola a la sien; le dijo: "Me queda un cartucho en mi pistola, hágame favor de dármelo en la frente...."
Lo llevaron al hospital y allí murió el pobre
Saludos
Guillermo